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y

lo de1nás lo enterró dentro de la mis-ma caverna.

En

segui–

da

se

apresuró a volver a su c,abaña.

Ya de regreso 'entre los suyos, les contó

su ex

traordina–

ria aventura, y a partir de aquel día vivió

f.el.iz

en medio

de -la abundancia.

Cuando su malvado herma

no s

e enteró de tal fortuna ,

se ·puso tan envidioso que lo a

·cu.só

de ladrón. Desesperado,

Tacuy le probó su inocencia c

ontán

dole la maravillosa in–

tervención de los. genios

y

los· h,echos suc·edido.s en el inte–

r ior de la cave•rna. Esto no hizo sino acrecentar su envidia,

y

despertar la codicia d·el otro. Huamán nada contestó; pero

a la mañana siguiente salió como una serpi·ente de su ca–

baña, se introdujo a la d·e su hermano

y,

robándole la ·pie–

dra, se dirigió a la. gruta. Allí, como ·la

v~ez

anterior, el an–

ciano acudió ·a los llamados; pero cuando vió al malvado

indio, le arrebató la piedra mágica

y

desaparec-ió.

Despechad·O, el avaro ·no pudo volver a su ·casa, porque -

/

ya había anochec.ido,

y

s~~

vió obligado a pernoctar allí.

Apenas se durmió, los g-enios vinieron

y

le administra.ron el

castigo m·erecido: uno de ellos le colocó cuernos sobre la

frente; otro lo cubrió de pelos de la cabeza a los pies;

y

el último le agregó una cola. :Cuando

se

despertó, estaba

convertido en animal. -

· f?in sospechar siquiera ·el hor

ror.oso cam

bio que se había

operado en él durante el sueño,

descend.ió

hacia su hogar ,

A la vista de semejante monstru

o, su espo

sa, que, natural–

mente, no podía r·econocerlo, azuzó los perros, y . tuvo que

huir.

,

1

Desde ese día, en castigo de su orgullo, su envidía

y

su

avaricia, tuvo que vagar día

y

noche por valles

y

montatías

alim-entándose de hierbas, como las bestias.

"

\

La tórtola agradecida

Dos indios adolescentes, perezosos, malvados, malos ·hi–

jos, decidieron huir de su hogar para eludir de este modo

las f·aenas agríco-las. 'Mediante ilusorias promesas, seduje.ron

al menor d·e sus hermanos, niño todavía,

y .

se lo llevaron

consigo.

.

Por temor de _

.ser ·perseguidos iban a marcha forzada a

través de los campos, lo que pronto fatig-ó a Lanchi, el

pe–

queño. Este no hacía sino llorar y pedir que lo llevaran de

n uevo a la .choza, convittiéndo.s·e por este motivo en un es-

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.