zos al cielo
y,
mirando a la tórtola, no ·encontraba palabras
con qué expresar su gratitud.
-Llévame contigo -le dijo ésta-, pero déjame en
li–
bertad, y cada día, cuando brille en el firmamento
~el
lucero
de
la II?-añana, te desperta·ré con mis trinos:
¡
urpai. .. , cu–
cuy ... , tanrane!
La
bruja
castiga-da
Hubo una v·ez, ·en }!as altas planicies de los -And-es, úna
prolongada se{luía, que trajo como conse-cuencia una horri–
ble . hambruna. ¡,Sólo las langostas ·encontraban qué com·er
en los campos!
Sin embargo, un día, dos esposos quichuas descubrieroR
un poco de maíz, pero en cantidad tan
~esc·asa
que resol–
vieron guar.darlo y comérselo cuando sus dos hijos pequefios
estuvieran ya durmiendo.
1
,
.
.
A eso de· medianoche, la india dijo a su
marido~
en
-voz baja:
-¿Dónde está la fuente · para tostar el maíz?
-Yo sé dónde
~encontr.a:rla
-le r·espondió su marido.
-Y nosotros sabemos d-ónde ·está la
cuch~ra
para re-
volverlo ... -dijeron a coro los dos niños, completamente
despi-ertos.
Este hecho
cont:r~arió sobr~emanera
a su.S
ha~nqrtento.~
pa–
dres, que no retr-ocediendo ante el -crimen; de ·común acuer–
do,
a~costaron
a los inoc·entes dentro de un montón de paja,
los amaTraron y fueron a arrojarlos ·al río
qüe
pasaba por
las proximidades ·de su ehoza.
1
·
1
La corriente los :arrastró como una pajue1a
y
luego
fué
a depositarlos, dulc:emente, ·en la orilla opuesta. Sanos
y
salvos, los niñO.$
se
deshi-cieron de sus ligaduras
y
treparot].
por los acantilados. Después siguieron hacia arriba las ver–
ti-entes de las montañ·as
y
al
terce~
día llegaron a la cabafia
de una anciana bruja, llamada A·chiqué, quien los acogió con
aparente be:o.evolencia.
•
Después de darles de cq.mer, arreglóles una cama sepa- .
radam·ente:
a
la n.ifi.a en una galerfa, dentro de una hamaca
de cañas,
y
al muchacho en el suelo, cerca del hogar. _
Un ·poco antes del ·amanecer, la ·chica se despertó
y
oyó unos débiles gemidos: era su hermano.
-Abuela -preguntó
a
la vieja.:-, .¿qué le estás hactendo?
- · Estoy
espulgándolo -contestó ésta.
Pero al poco rato volvieron a oírse los quejidos. Enton-
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