·enfermo o herido en el camino, jamás pasa adelante, indi–
:f.erente a los males del infortunado. Buen samaritano, se
acerca, lo interroga, lo consuela, lo socorre en cuanto puede.
Tratándbse de una enfermedad conocida por él, se apr·esura
en buscar por los alrededores las hierbas medic-inales indi–
cadas para ·el caso, las machaca y las
a~lica
al doliente en
cataplas,ina:s.
.
Eri toda fi·
es.tafa,mHiar se V'en dos ol1as sobre el ho–
gar: la prim·era para los invitadbs, la segunda (más peque–
ña) para los viajeros necesitados. Uno de los mi-embros de
·
la"' familia se sirv·e temprano; él tendrá ·e·l _honor de hacer
la caridad en nombre de todos. Así, pues, durante la comi–
da general, él irá a situarse junto al camino püblico con
la olla r:eservada par:a la limosna y convidará a los tran.seún–
tes que por casualidad suban o bajen por el sendero. No
regresará a la casa sino cuando se vacíe ·el recipiente o a ..
la caída de la noche.
*
Ambos sexos son de corazón tierno y apa-Sionado, bajo una
apariencia tría ·e indiferente. Se ha comprobado e=8:to
~
pro–
pósito de sus matrimonios y fiestas, y la mayoría de sus
cantos son el eco de ·esta ternura. Se diría que el quichua
rumia su amor. Lo siente, lo medita, pirensa en el.ló día y
noche; es un fuego bajo las cenizas, pero que..lanza súbitas
llamaradas. Es una fuente ardiente aun contenida, per'ó que
de pronto surge y se extiende en quemántes ondas.
· --
Cuando la pasión ·del quichua no se
~exalta
en palabras,
la confía a su flauta de cañas, y bajo los labios del hom–
bre .ésta gime, llama, acaricia, arruHa, amenaza
y
sobre todo
llo~a
y solloza.
Por su parte, la india canta sus . más íntimas emocio–
nes, y en sus odas se trasluce el mismo ardor., ia misma
es.–
peranza y tristeza. Cuando una de ellas expresa los senti–
~ien
tos de su alma, sus compañeras se asocian .sinceramente
a
su emoción
y
.su sen:s'ibilidad vibra al unísono.
Escuc~·emos
a un indio que es informado de la tristeza
que acongoja a la joyen, objeto de su amor:
"l\4e dicen que aUá -
la lluv1a ca-e a torrentes -sobre·
los techos de m'i aldea. -,
¡
A'h! Es señal, sin duda, -
de
que mi bien ·amada llora -
allá, tras las montañas.
·
'~·
anuncian que allá -
cae la ni,eve -
sobre los
techos de mi aldea. ·_ Me afirman -
que todo el cielo está
oscuro -allá, tras la montaña.
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