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pronto el suboficial rueda por la .pendiente con una bala
·en la frente. Un rugido de dolor y ra'bia rompe el aire; la
inqia va a abrazarse a'l cuerpo sollozando. Pero inmediata–
m·ente S'e apodera del fusil del mue-rto, to.m.a su puesto a
la cabeza de las secciones., pide cartuchos
y
grita a los sol–
dados: "
¡
A:dtelante!
¡Y
pronto!
¡V
a~mos
a vengar al sa.rgen–
to!" n .es:pués de esto se precipita a la lucha, dispara sin tre–
gua, llega la pr'im·era
ai
pie del parapeto ·enemigo y trepa
por él en felino asalto.
Los clamores de su-- voz aguda rasgan el aire en medio
. de las detonaciones, su ·arma humeante mata sin cesar y los
cañones ca·en en manos de sus hombres. Sin embargo, su–
periore.s en núm.ero, los chilenos
contraata~can
y los venc·e- ·
dor·es retroceden. Dolores, :entonces, se precipita adelante
como un extraño ·gen'io
gue~rrero
y es preciso detenerla a
viva fuerza. Al pasar junto al catláver de su esposo ella
se deja cae·r, resuelta .a morir junto a él, y
~es
preciso lle–
varla para sustraerla a las repr·esalias del enemigo.
*
¿Han deg·enerado los hijos de
·estos
quichuas? He a;quí un
h€cho que demues tra lo contrario.
En 1923 se extendió la notlcia, por valles y m·es·etas
andinos, que e.l Gobi·erno iba a fijar un nuevo -impuesto .so-
l
bre campos, ganado, aves y cobayas de ¡os indígenas. E.l
rumor
~r·a
falso, pero creyendo que ·la amenaza era una rea- .
lidad, los quichuas se reuni·eron en grupos en las altas es–
tepas para deliberar sobre el partido que deberían toma'f.
'El prim·er autor del em'buste había sido un malévolo
subprefecto; en su odio contra lOIS indio.s que resistían a
sus exacciones, tel·egrafió a · Lima una segunda falsedad·:
"Los quichuas pr·eparan un le,vantamiento". Dos días ·más
1
tarde, 80_soldados llegaban
~
Pampamarca.
.
El vil functonario guió personalm·ente la tropa, armada
co-mo para una campaña guerr·era. En efecto, quini-entos in–
dios celebraban consejo en un herboso lugar. Discutían pa–
cíficamente sobre la urg·encia de enviar a la capital una
·delegación que reivindicaría una vez más sus privilegios de
inmunidad. '
Habría sido natural que el cap1tán se aproximara
y
av·e–
riguara los motivos de esa :reunión, de los motivos y proyec–
tos que la provocaban; pero, ·engañado e instigado por el ·
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