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a.

pies desnudos, cubiertos de harapos, casi sin municiones.

Va allí una débil

co:umn~

de montañeses de Arequipa, y en

sus

fila:s marcha un indio de ·Ouzco. Este ve ·el tricoíor

es–

tr.ellado que flota en medio del segundo de línea chilena;

intnediatamente decide conquistarlo a cualquier precio. Se

lanza y penetra por las filas enemigas abriéndose camino a

culatazos y bayonetazos, -de un salto .se sitúa juntq al porta–

estandarte,

se

lo arrebata de las manos

y,

haclendo girar

fusil en un molinete rapidísimo, rechaza a ·cuantos

se

le interponen para .despojarlo de

su

trofeo. Se lo lleva así,

· invencible, y corre a ofrec:erlo a

su

comandante. E:lectriza–

dos por e.ste ejemplo, sus hermanos de raza emprenden e1

asalto de la colina donde se encuent·ran los cañones chile–

nos, se .a·poderan de e.llos y

~os ·

vuelven contra e1 enemigo.

El 22 de marZJo de 1880

es

el combate de Los

Ang~eles;

una compañía de indios del Cuz·co r'ecibe la <;>rden de de–

fender una quebrada que protege

~el

flanco izquierdo del

1

ejército peruano. Los cien guerreros resisten allí durante

dos horas, sin ceder una pulgada ·de terreno, sucúmbiendo

hasta el último de ellos.

Sobr

e la co1ina aislada de A:rica, el 7 de junio de 1880,

la

lue.ha

se divide por grupos, entre asaltantes y defensores.

Dos pe-lotones

se

enfrentan; los dos sargentos se

des~

afí.an

en un duelo·a muerte sobre la cima adonde los ha arrastrado

su brío indomable. Largo rato .se cruzan

sus

bayonetas, cho–

can, se rechazan; de pronto el suboficial peruano, un

qui~

chua del altiplano, lanza un grito de rabia y cae sobre una ·

'

'

rodilla; le han quebrado la otra de un balazo. Ya el chi-

leno esgrime

su

arma para aniquilar con

~ella

a

su

enemi–

go ·vencido, pero

éste

se levanta valiéndose de la pierna sana,

suelta su fusil, abre los brazos y salta sobre su adversario,

cuya bayoneta lo atraviesa de lado a lado; pero, en un

abrazo poderoso, con un supremo esfuerzo, levanta a su ·ven–

cedor y lo arrastra hacia el abismo cercano abierto sobre

el océano. Los dos cuerpos enlazados caen en el vacío y se .

destrozan rebotando sobre· las rocas.

PQr la noche de la bata;Ha de San

Franci~co

el contin–

gente de los indios de P!Uno, . después de conquistar, perder

y -recobrar ·los cañones chilenos,

se

vió dominado por el nú...

mero y obligado a retirarse de la colina. Un quichua, que

había luchado como un león, descendía el últi-mo con el pe–

cho horadado por dos balas. D·esangrado

c.asi,

no .se detenía

sino para disparar. Finalmente se desplomó; pero entonces,

.

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r