demues tra (por esta parte) que no hay influencia eclesiástica en lo
cantos nativos peruanos que llevan la famosa
sexta dóTica;
sino que
ésta fué conocida por los antiguos peruanos desde épocas muy remotas.
como descubrimiento propio, por natural evolución, conforme he
demostrado en mi tantas veces citado libro.
La
Heptafonia
también se presenta en la música tradicional penta–
na, como los demás sistemas, bajo diversos tipos. Uno de ellos, el m<:ís
importante sin eluda, encuen tra la prueba inobjetable de su existencia
en épocas que se remontan a
h
prehistoria peruana, en una antara
ele barro cocido que, con el N9 17.734, se encuentra en el Museo Etno–
gráfico ele Buenos Aires. (N9
23).
Procede de Nazca, Perú, y registra
con claridad la sigui ente escala:
Primer
tul>o:
Segundo
Tercer
Cuarto
Quinto
Sexto
Séptimo
Octavo
Noveno
Décimo
Uncléc.
Duocléc.
"
FA
1
SOL1J
4
DO~
RE
1l¡¡
SOL
1/:
5
SI~
RE
6
.MI
6
FA
6
SOL
f:/:r;
LA
0
Los cinco primeros tubos, en
el
momento en que se me confió
el
instrumento, para su estudio, estaban obstruíclos, a consecuencia ele su
mal ejecutada restauración de las fracturas que habían sufrido; pero,
a mi insinuación, el Director del Museo Doctor Francisco Aparicio,
mandó repararlos más cuidadosamente,
y
entonces fué posible obtener
la escala anotada, sin notable alteración de ella.
De la es tructura incompleta ele la escala descripta, se desprende que
el instrumento que la produce, debía tener un complementario para
llenar las fallas del primero; pero, antes de explicar esta cuestión, haré
notar que, los cinco sonidos últimos de aquella serie, RE, MI, FA,
SOL
1J,
LA, indican, con gran precisión, la parte principal de la
escala llamada MENOR ARMóNICA, que se caracteriza por la pre–
sencia de una segunda aumentada, intervalo de difícil entonación, entre
la antepenúltima nota
FA natural,
y
la penúltima SOL
1J,
nota sen-
62