La supen·ivencia de la música tradicional peruan;¡, es admirable. La
antara de que nos ocupamos tiene aún sus melodías propias, de acuerdo
con la conformación de sus sonidos, como la que nos ofrece la gran
danza
"Machu tusuy",
(danza del viejo), muy popular en las provin–
c'ias cuzqueñas, especialmente en la de Acomayo, en una de cuyas
poblaciones, en Huayqui especialmente, se baila con frecuencia. H e
aquí la música:
.
y
~·
rGUEtlcr
[F¡(Mr
¡Q!3¡r
i~-;
;;
1- -·-~
@
11
r
CfzE¡r¡,~
liCJrCrlc;ft¡r
=;1
~
"S
~·'M\1 ·
1'1·
~
•
,. J
JJ
1J
(JIF
Ct
11H
p-trfiEPri~Üitl¡
.,_
1'
S
{
'(1(!.-!.C.
,.rrrJ
1
t
1
p-:rm
Uz¡;¡
1
fb(;¡cWJru
~
N9 27
Esta melodí a corresponde exactamente a las condiciones de la antara
descripta en líneas precedentes. Las primeras notas ele su escala, LA,
RE, SOL, sirven para fCJ·mar el preludio e interludio instrumental ele
la pieza transcripta ; y el pasaje cromáti co LA, LA'# , SI, DO
1f,
RE, se
desliza admirablemente en
el
curso de la melodía.
La alteración cromática de la subdominante y del sex to grado, se
produce también en la música argentina de influencia peruana, como
será demostrado en su lugar respectivo.
66