Pues bien, con las melodías transcriptas, hemos visto que nuestros
mayores, llegaron a la posibilidad de formar estructuras musicales acep–
tables, con sólo dos sonidos.
Y
como esta conformación aparece en
forma regular y persistente, sobre todo en el Perú, donde alcanza mayor
riqueza temática y rítmica, no hay duda alguna de que se trata de un
verdadero
sistema,
con personalidad y carácter propio. A este sistema
yo lo denomino BIFONíA, el cual reconoce, como ya se ha dicho más
arriba, dos especies: la primera que consta de tónica y dominante,
y
la segunda de tónica y tercera mayor.
Hay que recalcar que la estructura general de- las melodías argen–
tinas y peruanas anotadas, presenta, tanto en los compases, como en
los ritmos, las cadencias, la construcción temática y la expresión emotiva,
una unidad extraordinaria, que deja fuera de toda duda el evidente
parentesco espiritual entre ambos pueblos, parente,sco que reconoce tal
vez raíces milenarias, pero de todas maneras precolombino.
Por otra parte, es necesario tener en cuenta que formaciones musi–
cales de esta naturaleza embrionaria, cuyo material sonoro no consta
sino de uno o dos sonidos, se encuentran todavía actualmente, entre los
pueblos más primitiYos existentes en la actualidad, como Ceilán y la
Tierra del Fuego. Es verdad que esa música hace uso, generalmente,
sólo de un sonido principal
y
otro secundario, en forma o movimiento
conjunto, sin transparentar ninguna conformación modal, al revés de
las melodías indígenas del Perú
y
del Norte argentino, que vislumbran
claramente el modo mayor, por la tercera mayor que presenta una ele
las variantes del sistema, o le transparenta la otra.
Un ejemplo de música ele dos notas, es la que transcribo a continua–
ción, que, procedente de la Tierra del Fuego, fué anotada por H<]_rn–
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Con sobrada razón se considera esta clase de estructuras musicales,
como las más primitivas, y procedentes de los pueblos más antiguos,
constituyendo, por consiguiente, el germen de todos los demás tipos
melódicos, los cuales, por su mayor riqueza sonora, adquieren, cada
vez, mayor desarrollo.
Volviendo a la
bifonía
peruana, todas las circunstancias inducen a
suponer que debió existir algún instrumento especial, apropiado exclu-
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