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SERGIO QUIJADA JARA

29

Herodes.-Ens~ñadme

el punto del Cielo. en que se halla

la estrella, quiero verla.

·

Rey Blanco.__:Es

imposible Herodes. El hermoso astro que

nos

~a

guiado desde nuestras lejanas tierras, con su

mist~

riosa luz, ha desaparecido al. divisar los a ltos minaretes de

esta tu ciudad.

Herodes.-Y

qué auguráis de esa desaparición?

- Que áquí ha nacido el Mesías que buscamos.

-Y para qué queréis encontrarlo con tanto empeño?

- Soberano de

Jerusalén~

Necesitamos encontrarle, para

depositar a sus divinas plantas oro fino recogido de las ori–

llas del Nínive la Grande como a Príncipe, incienso cómo a

r:>ios, y mirra como a hombre; besar sus santos pies y adorar–

le, como' se mereC!e un anunciado de los cielos. .

Rey

Iooio.- Nosotros somos hombres de ciencia más que

de guerra e inspirados en la Astrología, explicamos científi–

camente la ley invariable que rigen los astros celestes. Pues

bien, el rumbo que ha seguido aquella estrella misteriosa en

nuestro camino, es inmutable y no éstá demostrado por la

ciencia; puesto que, desde el principio de la creación hasta

nuestros días, no se había visto un astro de tanta magnitud

y brillantez, que se mece en las nubes, como aquel que nos

tiene en este momento preocupados. ,

Rey Negro.-Herodes:

no desconfiéis de nosotros, abriga·

mos un corazón puro, que. no dan cabida a la desconfianzi;.

y

a la malicia. Nosotros, los hombres de Persia, lo primero que

aprendemos desde nuestra infancia es decir la verdad. La men–

tira lo consideramos como un oprobio, como una mancha he–

dionda que empaña el blasón

y

el honor de los caballeros.

Herodes.-Gracias,. sabios caldeos. Yo admiro vuestra

ciencia y respeto vuestra fe. Nada .es tan gra:nde para Hero–

des, sobre la tierra, después de Dios, como un sabio. Ya que

el destino, por fortuna, os ha conducido a mi palacio, perdo–

nad si mi ignorancia os molesta pidiéndonos pormenores

acerca de esa estrella que habéis venido persiguiendo hasta

Jerusalén. Id pues a buscar a ese Niño y cuando lo halléis,

hacédmelo saber para que yo tampién vaya a adorarle,

y,

ce–

lebraré

gu~toso

un banquete cte nacimiento

a

usanza de vues-

I