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EL COTO
Corresponde esta designación a la enfermedad del bocio, muy
especi·almente a una forma clínica: el bocio quístico, que en esta
provincia, como en las del norte, era endémico en otras épocas a causa
de las malas aguas, pobres en yodo.
Sobre dicha enfermedad existen numerosos testimonios históri–
cos. Fray Reginaldo de Lizárraga, que anduvo por estas tierras en ·
el siglo XVI, escribió en su
Descri(pción colonial,
pág. 238, lo: si–
gu~ente:
''Tiene otra plaga y es gue crían, así en los indios como en
los españoles, papos que acá llamamos cotos, en las gargantas; yo
he visto hijos de españoles nacer con ellos; el remedio experimentado
es .atarse a la garganta una o dos cabezas de víboras y con esto se
resuelven", la cual receta no difiere de la que trae el Dr. Mandouti,
en su
Colección cmnpleta d.e recetas,
publicada en 1837 y que dice:
''Hacer gargantilla de huesos de espinazo de vívoras
y
ponerla
sobre é , que poco a poco e co umü;.á ". En carta dirigida al Rey
por D. Ju Diez de And n ,
li
d
d
io de 1679, en-
contra os
i.sto vnas yncha-
a.egna sus autitadores
illocido que muchos
' achaque" (Jaimes
Freire
e
del Techo, al re–
ferirse
los ríos del Tu mán en s conocida historia, dice que :
' 'a los hombres y . animales que beben sus aguas, se les forma debajo
de la .barbilla, tumores parecidos a redomas, que desaparecen to–
mando agua de otras corrientes''. Tres siglos después todavía la
gente del campo usa para este mal "un collar de espinazo de ví–
bora'' que se lleva hasta la curación completa.
LA CULEBRILLA
La erupción llamada herpes zoster o simplemente zona, es co:–
nocida en el pueblo con el nombre\ de
"~ulebrilla
", a causa de la
forma de culebra que adopta la enfermedad, todo a lo largo del
trayecto de un nervio y también porque la gente cree que ha sido
originada por el contacto con la piel de una ·culebra.
El mal es particularmente temido porque existe la idea, desde
luego supersticiosa, de que morirá el paciente si las vesículas de la
,