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destrucción de dicho espíritu por medio del fuego. Pero antes de que

el fuego consumara su obra, Don Fermín había triunfado con la

sutil artimaña de su arte sugestivo.

La gente todavía cree en las encarnaciones voluntarias de los ge–

niecillos del mal en "'ciertos

y

determinados vegetales.

Así

como el

duende busca la higuera como morada y el ' ' páaj ' ' el secular que–

bracho colorado, así también hay otros que no les son propicios, como

la ' ' ashpaquishca'' o espina de la tierra, una plantita rastrera, que

es malhadada para el espíritu del mal. En efecto, para curar la ' ' em-

. bichadura'' se cuelga del pescuezo de los .animales enfermos un gajo

de dicha·planta y nada más. A medida que se mustia y seca, la rama,

la enfermedad declina y se extingue.

¿Y el hilo rojo en la garganta de los afectados por el "galillao"

no és, acaso, una forma de la terapéutica mágica de los semejantes?

Sí, pero para ellq no vale solaínente el color rojo, tan nefasto para

los malos espíritus, sino que el hilo ha de tener la medida del pes–

cuezo de

p.e¡;

o~

uello de que el perro tiene las fauces muy

abierta

y

no sufre

oiooes e ga ganta. Tan pueril y tan

a tr

y complejo es

co

una dama indis-

~

Qué sutil razón ha

Debemos confesar

e

a

li

u

iüa;

edicación para el

''dolor

e-abw. ., ',

en que se emplea, ademá:s de los remedios co–

nocidos, tan numerosos, la clásica vincha o pañuelo ceñido en torno

de la cabeza. La magia pretende que la vincha, así como los ceñido–

res con que se aprietan determinadas partes del cuerpo, tiene por

objeto .''matar'' en el sitio al dolor o, mejor impedir que huya el

espíritu de la salud.

~Y

el "melgarejo" bajo la vincha para curar

las epístaxis

~

.Aquí estamos, también, ante la presencia de una va–

riante singular, a menos que se trate de la influencia del metal

sobre la hemorragia,. o quizás de la creencia de que la ''plata es el

remedio d-e todo mal''.

Muchas otras prácticas mágicas se hallan difundidas en lo hondo

de la medicina popular, es decir, en lo profundo del espíritu del

pueblo, que no citamos para no hacer más extenso este capítulo que

sólo tiene el propósito de ilustrar al lector sobre la influencia del

concepto primitivo de la enfermedad

y

de su terapéutica, pero vale

la pena, para terminar, traer el recuerdo de

~

procedimiento muy