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y
los ' ' sun hos ' ' del ''quinchao ' '.
Recordemos entre estos distintos amuletos los "huacanquis", los
"maquis ", los "huairuros' ', las di versas fi gurillas de barro o pie–
dr a de los ídolos funerarios, las hachas de piedra, pequeñas
y
pulidas,
las
fl echit as de colores, las "mamazaras ", las "l).uazas ",
y
"caijlles"
etc. , que tan bien descritas se hallan en la inmortal obra de
ADÁN
QumOGA.
Con respecto a los ' ' caijlles' ', esos discos de metal con figuras.
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inscripciones, y que servían como amuletos propiciatoTios, debemos
mencionar el que existe en la sección de Etnografía y Folklore del
Museo de esta Provincia, singular pieza d-e bronce, que lleva en
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En Santiago del Estero todavía se usa un gran número de ellos,
para prevenir las enfermedades, esto es en su verdadera acepción.
Es frecuente, por ejemplo, el empleo de pequeñas pulseras de cuero
trenzado de ''pichi ciego'' (como la suerte, que aparece vendada en
todas las iconografías clásicas) para el ''aire'' o ' ' huaira'' como se
denomina en quichua ese conjunto de enfermedades, súbitas y raras
para la medicina popular, atribuídas al ''aire'', en el que, según
la creencia general, se encuentra el espíritu del diablo o ' ' súpay')
de la mitología santiagueña. Estas pulseras o "muñequeras" o "ma–
nillas'' deben ser primorosamente confeccionadas
y
tan delgadas
como se pueda, pues, en esta particularidad y en la elección del
cuero, radica su beneficio.
Para evitar la "picadura" de las serpientes se llevan sujetas a
la
garganta del pie ajorcas de ' ' yuchán'' o sea la cáscara del ''palo