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El valor de esta bebida estriba en su alto porcentaje alcohólico
obtenido por la ferme-ntación, lo que la hizo necesaria en las festi–
vidades populares, que no se conciben sin el alcohol, ya que provo–
ca y excit a la alegría del alma abatida por un hondo dolor racial.
Hoy, esta costumbre de fabricar y beber el guarapo, ha quedado
relegada a último término en el vicio santiagueño de la libación, y
sólo escasos pueblos, como los de Copo y Pellegrini lo usan ·cuando
la cosecha de miel es abundante. El resto de la Provincia se ha
olvidado hasta de su nombre.
LA ALGARROBA
de 10 metros de altura y
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de madera dura,
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m entas.
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co'' en quichua, o
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vainas doradas, cur–
, ' ros de largo por 10
d spesor, y está recu–
bierta e un exocar:Qio e
riác~o,
blanco-amarillento, liso. Tiene hon–
rosos antecedentes en las crónicas de la conquista, citándola Oviedo
y
Valdez en su obra ya citada: Lib. XLVII, Cap. III, pág. 264.
La algarroba negra, es más menuda que la blanca, con vainas
morenas, anilladas por una serie de estrangulaciones que aprietan
las semillas globulqsas. Su sabor es bueno aunque menos delicado
que el de la algarroba blanca. La maduración se efectúa en los meses
de enero
y
febrero,
y
la cosecha da origen a fiestas sencillas, verda–
deras procesiones de mozas y mozos, que, con ''tipas'' o ce-stos, y
los más diversos medios de r·ecolección, se internan en lo denso del
bosque a efectuar el aprovisionamiento para el año inhóspito (
2 ).
(1)
Hay otra variedad ·comestible de algarroba
y
es la producida por un
arbusto denominado "Pampa Tackello ". Su fructificación se anticipa a la
del algarrobo común.
(2) LozANO,
en su obra ya citada, pág. 243, dice: ' ' . . . algarrobos, de
qua hay infinitos en la provincia de ·Tucumán, que con su dulcísimo fruto dan
provisión <1e bast imentas, para todo el año, a la gente pobre, especialmente