250
Y, sin embargo, en ninguna época más saña
y
coraje por la
empresa de la conquista, ningún ardimiento mayor ni arrojo que el
de aquellos hombres lanzados a la do·minación de una tierra, donde
florecería, poco después, a la par que el fruto de su valor el de sus
inclinaciones naturales por el dulce.
Santiago muestra también este contraste en su cocina
y
en
su alma.
.Al lado de los sancoc]?.os espesos
y
bastos, de las viandas rebo–
santes, se encuentran los dulces delicados
y
suaves, los arropes ru–
bios, las frutas enternecidas de almíbar, los merengues albos., el
azúcar quemada, las gollerías
y
manjares de leche, los rosquetes,
empanadillas y morones.
.Al lado de lo recio y fuerte, lo grácil
y
exquisito, como en el
alma, que al lado de su fiereza ruda de dominio, se encuentra ;rep()–
sada la dulce emoción nativa de la música tradicional.
biblioteca
nacional
del -perú