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(P. PEDRO LozANO :

Historia de la conquista del Paraguay, Río de

la Plata y Tucumán,

pág. 215) . .

En la obra inédita de Don Francisco Fuente

y

Guzmán, titu–

lada:

Historia antigua del Reyno de Guatemala,

se lee que la raíz

de una planta llamada "la estrella", más amarga que el acíbar,

la aplicaban contra la mordedura de víboras u otrof? animles vene–

nosos; que el ' ' chischimesat' ', a manera de parra silvestre, de flor

blanca, con un olor como de almizcle, era bueno para la sarna,

empeines

y

otras enfermedades cutáneas; con el ' ' sempasuchil' ', que

tiene virtudes afrodisíacas, curaban la retención de orina, la hidro–

pesía

y

facilitaban el flujo menstrual de las mujeres; con el agua

del ' ' chiolate'' disolvían las piedras de la vejiga;

y

con el ' ' rigua–

patli ' ' deshacían los escirros o tumores del vientre y hacían fluir

la·menstruación" (LARRAINZAR:

op.

cit.,

pág. 196).

del perú'

II

Hemos aceptado que una de las fuentes, de nuestra medicina po–

pular actual es, ·sin duda alguna, la medicina indígena, cuyo bos–

quejo histórico acabamos de hacer en el capítulo precedente. Mas, si

cierta es su influencia, evidenciada por múltiples resabios, todavía

claros, que aun se advierten -en la folk-medicina de Santiago del

Estero, no es menor la de la ciencia de los siglos XV, XVI

y

XVII,

la cual, al terminar la Edad Media, cobra inusitado desarrollo y se

expande hasta las colonias, de España y Portugal, primero,

y

de

Inglaterra

y

Holanda después, donde, con el descubrimiento

y

la

~onquista

llegaron también las luces del entonces Siglo de Oro de la

medicina española.

Para poder precisar esta influencia veamos a grandes rasgos las

características filosóficas de la ciencia del Renacimiento y tratemos