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Más
fácil es aún el tratamiento, del "orzuelo".
.Aconsejan, por lo general, una fórmula muy difundida, que con–
siste en: ''saludar al mortero, antes de hablar .,con nadie, diciendo:
''Buenos días, señor mortero,
aquí le traigo un orzuelo,
para su consuelo''.
Este ensalmo está generalizado de tal modo que muy pocas de–
ben ser las personas que no,lo hayan empleado siquiera una vez (
1 ).
,
úsase también "el aceite tibio" en unciones sobre el "orzuelo",
teniendo la precaución de ''hacer una cruz en el aire'' después de
la cura. .Aunque ridícula, para nosotros, hay una variante que con–
siste en: ''pasarse, haciendo cruz sobre el orzuelo, el anca de una
mosca". No obstante el humorismo que descubrimos en esta cura,
estamos convencidos que hay quien la practica con seriedad y
1
com–
punción. Se trata, p9r lo demás, d._e una terapéutica mágica-religiosa
y
ha producido, como todas las recetas, el mismo excelente resultado.
Otra veces, e reme
10
consiste en ''frotar un anillo de oro hasta
que se calie te y luego pas r
•
lo.''.
eficacia de este
método
es
1
et
1
¡
·
o al calor que se
frota
icarse sobre la tu-
.
y que .,s1rve para
n trapo de lana
y
EL PAAJ
(2)
Es conocida en nuestra provincia una curiosa leyenda que atri–
buye al quebracho colorado el poder sobrenatural de producir una
(1)
Con esta fórmula mágica se pretende pasar la enfermedad al mor–
tero, pues, existe la c1·eencia que los males pueden ser transmitidos a una
persona o cosa con el poder de la voluntad.
(2)
Los trabajos completos sobre esta enfermedad estudiada por el autor
se encuentran al final d·e esta opra. Fueron discutidos
y
publicados por la
"Société de Biologie de Paris" (T. XCIX, pálg.
1000);
por la "Asociación
Argentina de Dermatología
y
Sifilología"
(Rev. setiembre 1927)
y
por la
"Sociedad Argentina de Biología" (Revistas Nrs. 3
y
7, julio de 1928). En
dichas publicaciones s-e encontrarán también los detalles completos de nuestra
investigación.