[394-397]
y miembros, como un fuego ardentísimo. [394] "Pues que
tanto le agradaba el recreairse con la música--ordenó de nue–
vo- , cantadle alguna cosa", a raíz de lo cual dos demonios,
acercándose a él cada uno con una trompeta y aplicándoselas
una a cada uno de los oídos, empezaTon a soplair con todas
sus fuerzas y no cesaron hasta que logra:ron expeler de sµ
nariz y de sus ojos lla:mas de fuego que corrían hasta el
sue1o. "ColocaidJ.e en el lecho--dijo-, [395] a fin de que
viva rutormentado por toda una eternidad el que tan a su
gusto vivía en 'el mundo su escandalosa vida de adulterio."
Oolocáironle seguidamente en un lecho de fuego tan ardiien–
te, que, de seguro, no hab:rá un horno que pueda comparár–
sele, ni aun muy de liejos. Había también en el lecho drago–
nes de varias especies que, todos unidos, se abailanzaron sobre
él
golpeándole y mordiéndole en castigo
y
recuerdo de las
mujeres ajenas que él en vida había estrechado entre sus
brazos. [396]
Y
tanto oprimieron, azotaron y retorcieron
su cuerpo, que nada de seguro podría compairrurse a estos tor–
mentos.
En
este estado le dejó el Padre cuando abandonó, ya
de regreso, el infierno, y una vez que su alma se hubo reinte–
grado a su cuerpo, contó cuanto había presenciado. Considera
cuán atrozmente fué atormentado el joven de que te estoy ha–
blando en castigo a unos placeres tan exiguos y tan fugaces
como son los de este mundo.
s
7. DEL SEPTIMO MANDAMIENTO
[397] D.-¿ Que ·se contiene en el séptimo mandamiento?
M.-No hurtarás, esto es: no has de tomar nada cont ra
la voluntad de su dueño. Y esto, como observarás muy bien
prescrito está a continuación del "no maitarás" y "no forní-
731