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persona consagrada, o consanguínea, o virgen, o, en general,
con cualquier otra persona, ya sea célibe o viuda o meretriz.
D.-Comprendo todo lo que me dices, pero deseo saber por
qué es pecado [385] unise con una mujer, pues nada
malo encuentro en que por placer se unan un célibe con una
mujer núbil o viuda.
M.-El adlliterio se considera pecado según todas las le–
yes, lo mismo según la natural, que en la escrita, que en
'la
ley de gracia. Así, en cuanto a
fa
ley natural, sabemos que el
patriarca Judas, habiendo sorprendido embarazada, en la viu–
dez, a su nuera Tamar < mandó matarla > . [386] O sea,
que, ya antes de que Moisés diera la ley, ya los hombres con–
siderabain pecado
ai
adulterio. Después, en las leyes de Moi–
sés se veda ya en muchos lugares el adulterio. En cuanto a
la ley escrita, sabido es que San Pablo repire con hairta insis–
tencia que no se salvarán los adúlteros. [387] Es f.a!lso,
además, lo que algunos sostienen de que no es deshonroso y
torpe el adulterio, pues aun a la misma mujer la degrada y
la prostituye y a:l hijo nacido de adulterio le hace espurio e
ilegítimo. Y no sólo [388] Cristo se da por ofendido cuan–
do nosotros cometemos este pecado, de tenier hijos adúlteros,
sino también el Espí.rit u Santo, puesto que, siendo sede de
El nuestro cuerpo, profanamos su morada al cometer adul–
terio.
D.-¿No se veda entonces ninguna cosa más en este sexto
manda-miento?
M.-Oh, sí... Todos los pecados carnaJes, como son los
besos, rrriradas y tocamientos deshonestos. [389]
Y
esto
nos lo enseña Cristo en su Evangelio cuando dice : "Todo el
que rnka a ºuna mujer con intención libidinosa ya en su vo–
luntad comete adulterio. De donde se sigue que el que quiera
evitar ·este pecado ha de tener muy a raya a todos sus sen-
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