[331-334]
arrebataron al infie:mo el alma de un niño después de muer–
to, muy acostumbr ado a maldecir a Dios, sin que por esto
hubiera sido objeto de reprensión alguna por parte d>e su
padre. POII' lo cual
h~mos
de procurar con gran empeño de
nuestra pairte no incurrir en este pecado, pues que nada
conseguimos con él fuer-a de
la
irritación de 1'a cóler a divina.
[331]
D.-¿ Y qué he de hacer entone-es para no
jura.ir,
según suél'en aJ.gunos, por el nombre de Dios, o para no invo–
oor a Dios como testigo con falsedad , en vano o con liger eza?
M.-Haz esto: a) de madrugada , al levantarte, pide
al
Señor su gracia y su protección paira no jurair; b) en el caso
de que ya haya.S pmfurido im.juramento, date golpes de pe–
cho y conduélete por haber ofendido a Dios ; e) ·a J.a tarde,
castigarás turs ca1rnes , retractándote, y besa;rás la tierra t a;n–
tas veces cuantas hayas jurado; [332] d) acuérdate de que
Dios repairite a manos llenas sus gracias y sus hienes a aque–
llos que no juran, mient ras que, por el contra!rio, castiga a
los que 1o hacen. Y para que no te olvides de esito, voy a re–
ferir.teuna cosa t omada de Cesáreo.
Habfa
1
en
fa
ciudad de Corlonia dos mercaderes que cOIIl.–
fesaron ·sus torpes pecados de ment ilfla y perjurio, peiro sin
tener por ellos ningún dolor. Los dos al confesarse le dijeron
al sacerdote que de no ·Ser mintiendo y jur ·aindo o no vendían
naida o vendíam muy poco, y que,
naturalment~,
si·ernpre que
juraban lo hacían a base de mentiras y perjurios. [333] .
Advirtióles amorosamente ·el sacerdote a cada uno de ellos: ·
"No te perdonaré tu pecado, hijo mío, si no té dueles en tí
mismo de todo corazón de tu proceder y prometes que has de
'enmendarte y no volver a reincidir en esta clase de pecados.
Y para que yo vea que es sincera tu enmienda, no has de jura;r,
ni mentir, ni
[334]
maildecÍr en tus compraventas du;rante-·
este año. Si yo viere que tú has s'ecundado este mi mandato,
·71 6