ZACARIAS MONJE ORTIZ
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constatada en la página ciento cuarenta y seis
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del libro
Archivo Boliviano,
tomo prime–
r:o, primera parte que contiene el Diario de los su–
cesos
1
del Cerco de La Paz, escrito por Segurola
(parís, A. Franck (F. Viewek), 1.872); publicado
por Vicente de Ballivián y Roxas, ilustre ciuda–
dano de las repúblicas de las letras
y
de Bolivia,
y descendiente del adversario de Tupakj Katari.
Por desgracia nó podemos ofrecer un
rlocu~
mento igual de parte del revoluciona11io ameri–
cano, porque el régimen colonial :¡¡.1 honrarlo con
la excepción de enseñarle a leer no le quiso ins–
truir en caligrafía. A esto se deberá, quién sabe, el
hecho •de que por parte de Tupakj
I~atari
no se
pueda probadamente igualat' en sinceridad an te la
Historia
y
su
COJ
sciencia,
su sangninal'Ío ene–
migo. El grado de c;:ueldad a que alcanzó el jefe
indígena, por lam.enta-ble circunstancia sólo pue–
de encontrarse én las declaraciones escritas_que se
dispuso se
acumul~ran,
bajo la forma de relacio–
nes oficiales o Informes, por orden de Segurola
y
de parte de personas que se decían tes tigos ocu–
lares de la
conducta feroz
de Tupakj Katari, pie–
zas que integraron el expediente del sumario se–
guido al caudillo una/ vez cap turado és te pqr lbá–
ñez en Achacachi.
La ventaja que es necesario poner a la vista ,
y que llevaba Katari sobre el español, estaba en
la convicción de que su causa era la
ra~ón
y
la sin–
razón de su vida política, religiosa, económica
y \
moral; la cual vida, en el estado al que había des–
cendido bajo el predominio europeo, antes que
seguir viviéndola era preferible rifársela íntegra–
mente. No a¡¡i el espaiiol, quien en su mayor arro–
jo
y
aña más grande de matar, por mucho que