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SUCASUCA MALLCU
m.ondo entero. La Serpiente que anduvo reptan–
do Sobre el suelo que lamía una raza, que en vez
de saludar a sus hermanos de Oriente, llegados
pór orden• del Sol, reverenció engañada
a
quie–
nes
sólo le
ib.ana representar al ejecutor de
1
su pe–
na de esclavitud, porque los
adv~nidos
con Colón,
Pizarro
y.
Cortez, no se les acercaban como reden–
to,res, sino a redimirse de su propio a'nonimato,
,infamia, hambre, desnudez; de sus itnpulsos y
avideces, dignos del hampa continental de donde
habían surgido.
De
improviso la Serpiente se. verticalizó.
~o
.era, no ¡cuánta lástima
1
de lástimas! uria autén–
tica Serpi Jte de las que
p~rso1úficaron
l,os
1
fúlgi–
dús
Amatttas, un grado que tampoco los Incas co–
noci eron si no es de nombre; la Serpiente_ libera- ·
1
d a
rr ue · orta a una raza la libertad por el Cono–
cimiento, por la devoci ·n o por la Guerra.
Perfecta o imperfecta, esa víbora insigne se
irguió siquiera como un símbolo de arción resuel- ,
ta,
que
~todo
el Altiplano entendió o intuyó ono–
matológicamente. ,
- ¡Katariw, Katar upu sartataina!
"Es
la
Serpiente, la capitana Serpiente que se
ha
parado..." La voz de los capitanes del vir.rey
aparecido en Ayoayo, estremece los ámbitos de la
Puna interandina
y
los votos rl e libertad
o
muer–
te
pueblan las cumbres de las pucaras de antes
:sin eco ya de mágicas palabrns digilifi cadoras. Y.
en cada crepúsculo sobre la nieve andina, en ca–
da ·tempestad que se difería, el sol irisaba su luz
en
arco sobre los aimaráes, como cuando pasó el
Diluvio de que guardan fiel memoria: La bande–
ra de Katari fué, pues, un iris .. ..