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SUCASUCA
MALLCU
ansiedad de
l~s
paceños y el celo de su Corregidor
y Alcaldes.
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Cuando se ,produJo la fuga · de los Corregido–
res de Paucarcolla y Chucuito, pQr haberse exten–
dido el movimjento antiespañol a las provincias
de Azángaro, Carawayu y Lampa, alguien que no
estaba en La Paz, si no frente a,l falderío rocoso
del padre illampu, pensó que no hay orejas para
cada martes, y ese alguien era el Corregidor de So-
' rata, Cf>mo qui en dice el actual Subprefecto de La–
recaja
y
Caupolicán, todo en uno. Y fQé el señor
Sebasti án de ·segurola quíen, desde allí, se puso a
la orden de si 1;1ismo, hasta que la Real Audien–
cia de Charcas lo designó substituto del coronel
don Ignacio Flores, en el puesto de
com~ndante
mili tar de la provincia
y
é ap ital de La Paz. Al po–
sesionarse
d ~
esa situación , eclipsóse, cesó virtual–
mente de su empleo, desde el 4 (le enero de
1.781,
y
su recuerd0 de Corregidor y el gozo de sus afec–
tos acabaron en nada, a tal punto que, por' rebel–
día contra ese ues tino, nosotros los hemos exhu–
mado/ para dedicarle algún homenaje a ese señor .
don Tomás Fermín de Gil Alipazaga.
Hénos aquí donde empieza la algidez de estos
exámenes, que acaso sean' un· dia parte de las ba–
ses de una interpretación sociológica de la époc.a_ .
del Coloniaje.
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,
'
Llegamos al punto donde entrarán
a la liza
dos caballeros, cada cual con bandera y lema dis–
tintos, uno a uno intensamente convencido de la
legitimidad de su postura . Detengámosnos en el'
paraje, que es de mirarlos...