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ZACARIAS MONJE ORTIZ
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dó a buscar a Oruro plomo
y
púlvora ca rangueña;
a los Yungas al chonta v otras tan recias como
ésta, para la fabricación de lanzas; se dió la con-'
signa de ahorro de víveres
y
~e
leYanló un censo
de las caballerías e>.istenles en La Paz
y
sus cam–
pos circunvecinos; :se previno desde
lo~;
púlpitos
r'eserva sobre lo que fuera posihle de call ar, en ma–
teria de informaciones oficiales que los blancos a
la fuerza tenían que conocer, so pretex to de qlle
se sabía de la existencia de
es pl .'lS
d·e Tupakj Ama–
ru, en toda la Puna
y
en la misma ciudad de LR
Paz. La villa ·er. taba ingresando a un •puntq de dis–
ciplina francamente
milit ar,bajo el
en
1
tusiasta
ánimo de
Alip ~~aga,
conleD.tode ver a
la
Co;.Tegi–
dor'a presidiendo las
juntas de
Imt jeres r;spañolas
y
pa tricias, donde es cas i s<>(Hro que había más
re:,ol udón de hacer frent e a 1<"·: suc.;esos insini.lados
en el arnbie_nte, porque es muy cie rto .que
!:1
mu–
j er J¡Jnnca fué el factor de la escl aYitud
emo t iv~t
del ameri cano rojo.
Preso
y
todo, en Macha, Tvmás Katari, ha:)í a
alzado los pendones de la redención poco an es
que Tupakj Amaru; por razon es obvias, ·no hab le–
mos acá de esa revolución
q u·~
ca usó enorme re–
vuelo en Chuquisaca, cuyos vecinos eran
en su
mayoría mineros del Potosí retirados por enrique–
cidos; pues que significó la pamlización de las la–
bores de ex lraccióe de pla ta C'n las mi nas de la
provinci a de Chayanta. De modo q ue más bien fué
la cj cuci<i n del Corregidor esp::uiol don Antonio
r-riaga, en Tungasuca, del 1
O
de noviembre
de
17R
lo qu '
n La Paz const it uyó el recargo del
más grave peligro de guerra
0n
la provincia, hoy
Depa rtan: uto, de La Paz. Todo ello justifi ca la