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ZACARIAS 'MONJE ORTIZ
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El mejor aplauso, aunque sea vitupetio, daré-:
moslo al paladín rojo. Paladín rojo como todo gue-
' rrero ·del septentrión sqdamerieano, de estirpe ma–
ya, subraza tolteca, en cuya sangre quedaron di–
sueltos ' los principios vitalmente característicos de
una fundamental raza humana que nació, desarro–
lló, honró a la especie humana y, a] declinar y es–
tancarse junto con su Continente, se insumió has- .
ta convertirse en los fondos del fnar Océano de su
mismo nombre, el Atlántico.
Toltecas fueron pues lo3 antepasados tronca- ·
les, se opina que allá atrás, p0r cerca de cien mil
añds (a. d. N.
S.),
de todas las ramas étnicas que
de la raza radical, atlante, se formaron y les tocó
poblar el Continente Amerieano, de polo a p olo,
suplantando en
for~na
completa a una anterior ra–
za originaria, qtte habitó de la línea del Ecundor
para abajo
y
tuvo por foco o centro de irradiación
una desaparecida tierra que . ahora · se llama, en.
sentido etnogénico, la
P.ac~fiada
.
. Tupakj Katari, pues, tiene <"n este instante esa
representación, como guerrero y en calidad de es–
tadista, - todo lo que a su ma:nera se qui·era,–
pero estadista al fin, en· su mente
y
emoción, y su
respetable sacrificio como resultado de slis haza–
ñas
y
de los excesos cruentos de sus segundones .
Katari, alzó el brazo
y
mostró ·su enseiia liber–
tadora sobre la anchurosa tierra originaria suya,
cuyo haz enamoran los astros a la luz de su pi·o–
pi0 c1estel1ar, porque es una 11 ana, también por a.I–
ta prestigiosa, que Jincla mismamente con los cíe- ..
los.
·
Es la Serpi·e>nte iluminada, · no importa que ,
fuer e menos· que a medias, por el genio inmortal
de la indeperidencia del hb1whre americano '
y
del