'
f
1
ZACARIAS MONJE ORTIZ
. 29
"CUro nombre de Julián Apasa, a la presencia · de
aquellos, no por sacristán sino a título de simple
individuo, debía asumir las de gente obsecuenti–
sima, pronta a doblar cervi:t 'y rodillas.
El frayle Rvdo. Matías de la Borda, en el cHa–
do informe suyo, del 30 de mayo de 1781, fechado
en La Paz, en ciertos momentos de sus nada ecuá–
nimes referencias a la política de Apasa, y que
pronto transcribiremos, podría creerse que es de
criterio en absoluto rectificatorio de lo que antes
hemos dicho, con relaciones a que el alma de .Tu–
lián
Apa.sa, era mística, por influencia de su an–
cestro como por la de su hogar,
dond~
el padre,
sacristán, cawpanero y monaguillo lo Q.izo. Pero
no hay eso, porque el infotmaate a sí mismo se
rectifica, para nayor -verdad de lo que dijimos pá–
ginas atrás. Y sino, aquí está, la pTueba: De la Bor–
da dijo haberse hallado ·en una de las bandas del
estrecho de Tiquina,
cuan~o
llegó allí el cañari
(postillón) destacado ·por el partido revoluciona–
rio de Apasa, a extender el fuego. Describió al
mensajero tal, que !había apreciado bajo el nombre
de Tomás Callisaya; lo original del caso consiste
en que Callisaya, llevaba una cuerda al cuello lis–
ta para que lo ahorquen si -acaso no dijese verdad.
Esto iba en prend'a de garantía, precaución que
nos da los puntos que alcanzaba el tacto o sagaci–
dades em_pleados por Apasa, para conquistar nue–
vos distritos de, su país \y en agrandar la zona de
su influencia revolucionaria.
Callisaya, enseñó también un quipu, que el
padre Matias creyó que era un simple hilo que
"tenía echado un nudo" el cual "desatado que fue-