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SUCASUCA MALLCU
nuevos contingentes; el cambio de patria lo al–
canzan los sectores menos dañados por la degene–
ración; ·los más perjudicados deben permanecer
en sus ¡antiquísimos centros vegetativos, a la espe–
ra de la llegada del
tren
que perdieron. Si
estos
saldos son de la misma raza otrora pujante guía
de la humanidad, ¿por qué ningún brigadier, clé–
rigo o sabio de la nueva raza en auge podrá mal–
decirlos co
el sambenito de inferiores?
Así como España perdió poderío por haber
despreciado sus delegados administrativos a la ra–
za americana, el poderío de los arioides del norte -
europeo al aplastar a las razas blancas, que difa–
ma al S4l.ponerlas
inf~riores,
ha de ' agotarse y sus
saldos germanos, saxones, anglos, desde
ahora
durmiendo en sótanos y cavernas, un año no muy
distante serán vistos en estancamiento peor que el
de
los
americanos conquistados por
1
iberos y
británicos. Y sin embargo, tales saldos, míseros y
abatidos, serán
la misma sangre de los dictado–
res y mariscales .y almirantes de los brillosos im–
perios en actual y mútua tendencia destructiva.
Y al revés, del resto de las fúlgidas civilizacio–
nes arqueológicas de las Américas, caídas en ab–
yeccion por estaQcamiento milenario, comienza el
ascenso, el paso hacia arriba de los países ibero–
americano~
a continuación ,del avance, bien logra–
do ya, que hizo y perfecciona el pueblo yanqui o
ameroinglés.
Entonces, en Apasa no es marca de infamia
s'u acreditada estirpe de nativo de sangre pura,
americana. Si ello importa algo desfavorable pro–
viene del estado general de sus congéneres en los
siglos de la esclavitud a que fueron sometidos por