ZACARJAS MONJE ORTIZ
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dad def gran Katari. Los suyos, aquell os am erica–
nos que comparti eron con él los !'iesgos
y
los éxi–
tos de la campaña, atóni tos constataban la capaci–
d ad de dirección del j oven caud ill o, pero
ta~1l po
co eran quienes pud ieran dcpw ar
y
conducir ese
impu lso favorable a la redención de mi llones de
seres rendidos en absoluta servidumbre abvecta .
Lo po tencial en el hombre dehe ser p uesto
a
flor
de su personalidad, o por el hombre m ismo, que
e
el caso ideal
y
perfecto, o por su o sus m aes–
tros. Tupakj Ka tari, fu é el potentamen le
do tado
d Espíritu, sin cultu ra,
y
lo q ue es mucho peor, sin
noc iones de una mínin1a pragmática que lo libr a–
se n de caer en lo teórico puro
o
en lo emoti vo f u–
rioso, sanguinarjo o aba tido.
Mal ogrado, ma logradisímo j efe,
ll amó a la
p uerta de la reali:Zaci ón
y
se p uso a pe lea¡· en los
di ntele . Por e o el dia en q ue se p t;onunció con tra
E pai1a era .·a un presunto sui ci cl a, porque afr on–
taba un negoc io de complicacion es mil
y
par a cu–
:o
desenvolvimie n to car ecía de posi bili dade
eje–
cu tivas por falta de escuela. o porque sus p de–
r"s in tuitivos pugnaban en alca nzar la Yi ión
in–
legra
y
ro tunda del ca.mino por .
e~ u ir
para la li–
berac ión de América v un a nube densa de . im'l–
!~ Ínaci on cs
y
sent imi e1 ios inf, r ior tts int erferían la
e
ntempl¡H~i ó n
sere na de e ·e dirt"cto conocimi ento.
Tupakj Katari, en la form::t de su muerte. en
1 hecho q ue con -t erna
y
con legitimo der echo pu–
d iera arranca r los apó trofe m:l
lapidario..
~·on
lra
us verd ugos, alcanzó, por ma rt ir io, la digni–
d ad d un
:J.
ma ula
(1) .
P r lo m eno. .
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