ZACARIAS MONJE ORTIZ
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los sucasucas sostenía l a actividad
e!
las galerías
v en las cabeceras d e ingenio
y
en los trapiches
de muchos sectores mineros de Bolivia. En Sica–
sica, Ayoayo, Calamarca, Umala, Be1'enguela,
!quiaca, Palacamaya, e tc., gemía la humanidad a
causa d e los estragos \del trab-ajo forzado. Quien
qu ier a r eferencias sobre este atroz fragelo colo–
nial sostenido por la monarquía española y sus
r epresentantes en Bolivia y Perú, acuda a los Mar–
tínez
y
Vela, Yicente P.azos Canqui, Antonio de la
Calancha
y
cien an ali stas y cronistas bolivianos de
aquellas
y
posterior es épocas.
Di ce Aranzá es, al respecto: "Los reyes d e Es–
paña par a fomentar el lujo
de
3Us
inep tos favori–
tos,
reciBían
!3
·o on p lacer; p ero sin tener en
cuenta que dada centav@ era
H.nalágrima, cada
real una gota <ie sangrQ
y
cada duro una víc tima."
¿Se ptu:;d.e afinnar entonces q ue fué una rebe–
li ón, un leYan tamiento criminal contra el soberano
peninsular lo que encabezó Tupakj Katari ? ¿será
posible que és te haya sucumbid o con mill ar es de
camar~das
suyos, por solamente temeridad y a
causa de su natural turbulento ?
I\'unca, siempre que no <>e , hable desde el la–
do del absolutismo, o de lo que ahora se denomi–
na f ala ngismo, rqu e son cosas parecid as en el cam–
po poli tico sea éste público o secreto .
La Mita es otro duelo que fu é tod o un vampi–
reo económico durante el Coloniaje. La Repúbli–
ca hoy día legisla el Trabajo,
y
la Minería, peque–
ña o grande, advierte q ue si se destruye la raza
nativa ninguna otra podr á reemplazarla en las la–
bores subterráneas y aun en las externas, en regio–
nes generalmen te de nieves perpetuas o de una
al–
titud
q ue trans torna la v.i tali d 1.d de q uienes no son