ZACARIAS MONJE ORTIZ
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chapetones, criollos
y
mestizos, que es taban en su
ejército
y
cuar tel gen eral, doblaban rodilla
a su
paso...
Ansia de verla
y
oirla relatar cómo
f~é
que
se operó la traición de aquellos prisioneros, que
la en tregaron en demanda
"de perdón" de
los
peninsulares, que a él acababan de vencerlo en el
Sur viniendo ue Ortu·o. Ansia de
~fianzar
lo que
le restaba de vida en el eco de s u voz'.
;' en .laa un
mismo ti empo magnética mirada de
pa.kay
de
kgokgo ta
(1)
arrulante. Ansia propia d
e Julián
y
no
de Katari; ansia que vence a la mentalidad
re–
suelta del guerrero
y
con su triunfo decreta la de–
rrota del mismo. El deseo vehemente, la pasión
acicateada por el qautiverio de su mujer, no pudo
ser estímulo, tónico ni aguijón par a el estadista.
Se volvió en motivo de trampa que el español no
alcanzó a beneficiar,; convirtióse en el atm·didor
sumbido qne no le dejó pensar en lo principal de
su empresa.
· Desde que conoci ó su desgracia Tupakj Kata–
ri, se puede decir sin reti cencias, ahdicó. ¿A favor
de q ui én? Aunque sea del viento pámpido o del
tornad o de las montañas, no importa. El caso es
que sólo exteriormente era Virrey.
1
Hemos in terrumpid o es ta especie de autopsia
p siq ui ea que hacemos en la sombra egt·egia de
aquel ame ri cano -valiente. Subimos varias cuestas
y
vemos la alta llanada de Pampjasi, que luce a l–
gunos manchon es de cebada
quPm:Hla
por los cier–
z os de_este junio cercano a l sols ti cio de invierno.
(1)
Kgokqota. especie de torcaza americana.-
N. del A.