ZACARIAS MONJE ORTIZ
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dadas las circunstancias, y nn manadero de
ri–
quezas que se perdían para ellos tal vez si en de–
finitiva . De otro modo Sorata arrasada
era un
punto de apoyo menos a los chapetones y mayol'
cantidad de sitiadores que de morlo incuestiona–
ble, y como que así ocurrió, hajanarí a resitiar la
población del Illimani. Temblaron
los monárqui–
cos ante la llegada de los castigarlores del Illam–
pu, porque vendrían con una moral en alto
y
to–
nificarían a los guerreros de Tupakj Katari, con
tufos de gente victoriosa, capacitada para dictar
cátedra en la materia. Esta haya sido la repercu–
sión material de
~a
toma de Sorl'lta, aunqu.e na–
die la ha verificado: fusiles , escopetas, lanzas, ba–
las, pólvora, los leales del mozo inca no habrán
tomado para trofeó, y lo ll evaron al apoyo de · la
guerra de los sucasucas con tra
Segt~rola.
Y de los escombTos humeante" de la villa de ·
Esquive! se elevó la especie de la desaparición de
un tesoro . Circuló ampliamente la noticia y aho–
ra debemos atenderla con reposo v h
olgura, dado
que el monto de la pérdida reclama el s.er conside–
rada en esta forma: se trata de trescientos quin–
tales, y naqa menos de oro. Ballivián y Roxas, otor–
ga al caso los alca nces de una leyenda. Para el ex–
humador del diario de Segurola. esa acumulación
del rubio metal importa una relación.más que his–
tórica, maravillosa. Se trataría, según nos dicen los
calculista, de .un mil trescientos setenta y ocho kí-
' logramos con veinte. decigramos .
Ignoramos de dónde proviene la noticia del
señor Vicente Ballivián y Roxas, por la cual éste
indica a Tipuani como único lugar de origen de
tal riqueza, y sólo nqs guía su cita de unos seño–
res Rodríguez, como integrantes de los mineros la-