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SUCASUCA MALLCU
del hambre de La Paz. Estos cuarenta mil los
cuenta englobando a los enemigos pro.cedentes de
las tres parr oquias de la cuenca paceña, San Se–
b as tián, San P edro y Santa Bárbar·a, -más los de
las provinci as d e Sicasica, Yungas, Pacajes y Oma–
suyos, "y varfos de las d e Paria, Carangas, Oru–
ro, Cochabamba, Chucuito
y
Paucarcolla" . Su li–
quidación de p esares y padecimientos le obliga a
referirnos el sistema agres ivo d e los aimaráes, que
en t al fecha 21 d e junio ya contaban con cinco
cañones pedreros de exclusiva factura
española,
ganados en combate.
·
El Comandante de los sitiados, confiesa que
sobr e el r iesgo de mor ir de hamb:re, la gente de
su pl aza se
haJ~a
ya expues ta ·al asolamiento por
el fuego
y
la piqueta .
" Para este objeto --explica-
se han auxiliado de
innu·
merables invenciones. máquinas
y
arbitrios. arrojándonos fle·
chas con pelotones de
lana ardie ndo. cohetes que conducían
candelillas de pajuelas. envoltorios
de
lienzo con
fuego
y
pÓlvora en su centro. tirados con honda.
y
granadas de ·mano.
disparadas con los cañones.
en inteligencia de que podrían
causar efecto en algunas casas pegadas a nuestras trincheras.
y
que estaban techadas de paja. De manera que fiados con
la seguridad de la destrucción total de la ciudad. tenían cons·
truída otra en el Alto (de Potosí) con iglesia. .casas. cárcel
y
otras medidas. correspondientes a
una
población:
y
por
la
misericordia de Dios nos hemos defendido. apesar
del hambre,
la peste
y
los enemigos. como también de los interiores (quin·
'
ta columnistas a favor de los revolucionarios americanos), que
no han causado menos cuidado q ue los exteriores. ·}agrando
su libertad
y
preservando que la parte más esencial
y
:nejor
de sus edificios del saco. incendio
y
demás excesos. que en
ella pudieran haber cometido los rebeldes; habiendo sido ali–
mento de sus vecinos.
y
de mucha otra gente que se reunió de
las provincias vecinas. no sólo los caballos, mulas
y
jumen·
tos. sino también. que después de ngotados los perros
y
IJCI·
tos. sirvieron para la mejor subsistencia los cueros de las re·