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SUCASUCA MALLCU
dos bastantes
y
las mayores probabilidades de
que sus tentativas cayesen como sobre llovido.
En el ínterin, Ignacio \Flores comandaba en
La Paz, o en sus afueras,
y
dirigía al brigadier
Segurola; practicó un golpe punitivo sobre la al–
dea de Achocalla y la Venti1la, y a este segundo
punto trasladó el campamento, presumímoslo, por
haber recibido noticia de uu auxilio de víveres
y tropas provenient es de Ortu·o,
que, en efecto,
arribó al campamento de Flores el 21 de julio, y
en su impedimenta llegaron tambiéq. algunas
mu–
jeres vivanderas; la fuerza de trescientos hom–
bres fué la que informó de la posible llegada des–
de Tucumán, de un socorro mnitar de seiscientos
combatiente~
que aJ1ldaban en Oruro
á
la procura
de caballos.
El 22 de julio., tres días después de que
La
Paz recibiera oficialmente a don Ignacio Flores,
con el ceremonial de circunstancias, se produjo
un ataque a las Intestes de Tupakj Katari, que cam–
peaba sobre el dominante de Pampjasi, mirado de
las alturill as de "
1
iúay Marka, negociando el res–
ca le de su esposa la Yirreyna, a cambio de un cu–
ra Rojas, capturado en su chacarilla de Achach–
cala.
En ese ataque fué donde las tropas del Co–
mandante Joseph Ayersa, cochabambinas, dieron
l a pt'Ímera nota del flaquear de su disciplina; es–
taban constituidas por cuatrncienlos hombres de
. caba ll ería v "seten ta fusileros de infantería, mitad
veteranos
el
el Regimien to de Saboya"; salieron de
la Ven till a al anochecer del día an terior, cruzaron
el· Ch(;queyap u
y
desde Mirafl ore">, por orden de
Flores, pasaron tamb ién el
Orkgo,i::~wira,
subieron
hacia San Víctor
y
trasmonlaron, hacia el este, de