E
L que ofrece los mejores cimientos para la evolución que se de–
see buscar comparándola con el abecedario de Ruíz de Monto–
ya, es, sin duda, el de Morínigo (1).
Este guaranista menciona como letras propias del guaraní con–
temporáneo, los siguientes signos del alfabeto castellano:
A,
a,
B. b, C, e, CH, eh, D. d, ·E, e, G,
g,
L; 1, JH; K. M, m;
N,
n,
~'
ñ,
O,
o,
P. p;_R,
r,
S,
s,
T,
t,
U,
u,
Y.
i,
1,
i.
Consta, como se ve, de seis vocales, cinco de las cuales: a, e,
i,
o, u "son medias y semejantes a las vocales españolas en sílaba libre"
y pueden ser orales y nasales "no sólo como resultado d·e asimilacio–
nes ocasionales", sino como valor propio de signo: a significa "caer" ;
a,
"sombra";
í,
"pequeño";
i,
"estar".
La sexta vocal -prosigue Morínigo- es mixta, inversa de la u
francesa y se pronuncia simultáneamente con valor de
i
con los labios
y u con la lengua.
Idioma armoniosamente onomatopéyico, posee un riquísimo ma–
terial de palabras .dulces, expresivas, chispeantes y ágiles que se ins–
oiran en la profunda observación de la naturaleza·, con íntimos ma–
tices que revélanse en todo su esplendor cuando la pasión o el amor
estallan en versos o imprecaciones de suprema palpitación vital.
Es el corazón mismo quien emite esas transmisiones tan ligadas
por la naturaleza humana y las cosas que la rodean.
Por esto. ta.lvez, ha penetrado tan hondo en el alma de los pue–
blos abrazados por sus amplios límites geográficos. Considerado des–
de este punto de vista, es un valioso modelo. El guaraní, en efecto, no
ha c.reado categorías sociales en la intimidad de la conciencia colecti–
va. Aún en nuestra época, se le puede considerar como idioma nacio–
nal en uno de sus más importantes focos étnic,os: el Paraguay. Pero
no sólo allí conserva este idioma el profundo secreto de mantener la
unidad social de toda una nación. En Misiones,
F'ormosa~
Chaco y Co–
rrientes es también el único instrumento de comunica.ción entre el
pueblo y las clases superiores. Y esta supervivencia del idioma es lo
que ha hecho posible la continuación de una vida que tiene, fuera de
duda , excepcional explicación histórica. Mientras en Bolivia y el Nor–
te de nuestro país un evidente complejo de inferioridad apresura el
vasallaje definitivo de las clases proletarias, en Paraguay el pueblo si–
gue aferrándose a la liberación de su vida en la ventaja positiva y ar–
caica del lenguaje originario.
L
A voz guaraní -que según Ruíz de Montoya derivaría de
gUa""
rani-ara - guerrero,- da nombre al idioma
.Y
la gran. nación
aborigen que comprendía a más de 250 familias diferentes que
se extendían desde el Orinoco hasta el río de la Plata, con una cufia
lingüística y racial, que todavía existe en el límite con Salta, con el
nombre chiriguaná y otra en la llanura boliviana con la denominación
de camba, donde vegetó a.l estrellarse contra el baluarte de las mon–
tañas dominadas por el Inca.
La designación de abañee - idioma del aborígen, con que se le
ha clasificado al vinculársele con el neéngatú o guaraní amazónico
citado por Alonso, es para Guido Boggiani (2) un simple apodo o so–
brenombre puesto por los guaraníes a los machuicuí por ''tener éstos
un idioma de sonidos ásperos, llenos de sincopaciones violentas, extra-
(1) Op. cit pág. 36.
(2) "Lin.güística Sudamericana" (Para el estudio de los Idiomas P,a.yaguá y Ma–
chuicuí). Buenos Aires, 1901.
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