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que, qu1, quo, quu; ra, re, ri, ro, ru, rú;

ta~

te, ti, to, tu, tú; tha; the,

thi, tho, thu, thú; va, vi,

ViO,

vu, vú; ad, ed, id, od, ud, úd:; ay, ey,

iy,

o

y, u y, úy;

al,

el,

il,

ol, ul, úl; all, ell, ill, oll, ull, úll;

a m,

em,

im, om, um, úm; an, en, in, on, un, ún; añ, eñ, iñ, oñ, uñ, úñ; ar, er,

ir,

or, ur,

úr. P.ero nO' son muy claras éstas sílabas cuando entra en su

combinación la vocal u .de Valdivia y F ebrés. Nosotros, utilizand,o la

interpretación fonética del profesor Lenz, fijamos difinitivamente, en

J,a pág. 370, el signo que la representa en el Vocabulario Comparado.

Cotejando el sistema fonético del araucano con el español, obser–

va este mismo filól,ogo que en el

prime~o

faltan los siguientes signos

españoles(!): b (en español casi sólo trás de m), d, g, f, (?),o, s, x,

r,

rr,

y, además, los sonidos del antigutO español

z, s.

En cuanto a la interpretación gráfica ae los sonidos araucanos,

se sabe que numerosas palabras se escribier,on .de manera confusa

y

arbitraria. AutoFes no hispanos particularmente, que contribuyeron en

primera fila a dar el ser a nuestra bibliografía histórica

y

etno·-geo–

gráfica- dice monseñ·or Cabrera- reprodujeron en sus obras muchos

nombres autóctonos del país conforme al léxico, ortografía y fonetis–

m,os propios, nativo

...s de cada cual. As í S'chmidel, en su "Viaje al Río

de la Plata" nos da

barines, gulgeissen, Paraiboc

y

Duchmeyen

por

guaraníes, quiloasas, Paraguay y Tucumán." Con casos similares a los

de Ulrico -agrega- tropezaría sin duda el estudioso hojeando a Pi–

gafetta, a los jesuitas Techo,

Lo~zano,

Charlev.oix, Falkner, Dobrizhef–

fer

y

Carlos Darwin, que impuso ortografía inglesa a las palabras

vinchuca, hualicho y Tandil escribiendo

benchuca, Tandee'l

y

waleechu.

Julio Verne tampoco estuvo acertado en la escritura de algunos nom–

bres como

charqus

(quíchua) por

charq.ui

; calfoucora

por Callvucurá;

poyuchos

por pehuenches;

Urelan

quem p o

r Urrelavquen ;

Cuamini

por

Gwa.miní,

Cura ma.ntel

por Curamalal,

tatou

por tatú,

naudon

por

ñandú. Con el castellano se produjo la misma arbitrariedad·. Por la

fiel

conservaci

ón de .su estructura arcaica en el Vocabulario, se verá

que

utilizar.on

un mismo padrón incurriendo en errores ortográficos

com

unes, como

en el caso de la voz sebo empleada con acepción de

grasa de herbívoros

10

de velas y cebo o carnada .de peces o animales,

indistintamente.

*

*

L

OS dialectos del araucano o mapuche, en Chile, clasificados

y

comentados por Lenz y Cañas Pinochet, son el

chilote,

el

pen–

cón,

el

colchagüino,

el

coquimbano.

y el

tarapaqueño,(2).

*

*

*

C

ORRESPONDIO a la raza araucana el insigne honor de haber

inspirado

al gran poeta español D. Alfonso de Ercilla, oficial

de Pedro de Valdivia, su vigor,oso poema "La Araucana" que

don Miguel de Cervantes habría de incluir entre las obras que el cura

y el barbero salvaron del fuego en la biblioteca del ingenios'o hidalgo

Don Quijote de la Mancha. Como antecedente histórico repetiremos

aquí, con el doctor Estani,slao S. Zeballos, que hasta 1874 los candida-

(1)

Op. cit. pág,_, 244.

(2) Véase "El Español en Chile", págs. 28, 29 y 307, donde se indica11¡ los límites

de cada uno.

En nuestro país, los dialectos del araucano, clasificados hasta la fecha, se-

e

10

gún Portnoy, op. cit. pág. 146 son el picunche, el pehuenche, el huilliche y

.

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por la d de los demás y un son·

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