modelos de claridad y transparencia de las ideas. dando, de este mo· -
do. exacta visión de stiS largos procesos evolutivos.
.
.
En el aymara, los elementos fonéticos aparecen perfilados.
un~dos o simplificados en "estridencias ásperas y sev E- ras" que. como dl–
c.e Sánchez de Bustamante. se diluyen en un mundo místico o florecen
en versos enérgicos, ricos y seculares.
En las fórmulas idiomáticas de esta habla está patente. como se
ha dicho, el rico juego polifónico de los sonidos
y
las articulaciones
que en otras lenguas y dialectos. adquiri ( ron singular complejidad,
la cual. a su vez. engendró acaso nuevos. e insospechados vocabula–
rios. Frases y conceptos surgen a borbotones de la fuent e andina con
una vitalidad tan aglutinante y frenética. que van a dilatarse en el
mundo de los árboles. las piedras, el agua
y
el suelo. Las propiedades
radioactivas de algunos minerales como la uranita, que emite una
crepitación permanente y solo perceptibl e ahora por me-cUo de regis–
tradores sensibilísimos, tienen en el vocabulario aymara expresiones
. seculares y saturadas de un inequívoco sentido popular.
Como toda lengua hablada. su representación gráfica fué creada
por los conquistadores españoles de conformidad con la pronuncia–
ción vernácula. no siempre tomada con fid elidad. El orden de las
letras y sílabas usado por Ludovico Bertonio para la formación de los
vocablos aymaraes, es el siguiente:
A, CA. CCA. KA ,; CO. CCO. KO; CU, CCU. KU; CHA. CCHA.
CHE. CCHE. CHI. CCHI GHO, CCHO, CHU. CCHU. CHHU, E,
HA, HE. HI, Hü HU, HUA, I. LA, LE. LI. LO, LU, MA, ME, MI. MO.
MU, NA. NE. NI, NO , NU. ña, ñe, ñi, ño, ñu, O, PA PHA. PPHA.
PE. PHE. PPE, PI, PHI, PPI. PO. PHO, PPO, PU. PHU, PPU, QUE',
QHUE. KE. QUI, QHU'I, KI , SA, SE, SI. S'Q, SU, TA, THA, TTA.
TE. THE, TTE, TI, THI, TTI, TO. 'fHO, TTO, TU, THU TTU, V,
VE, VI. VO. VU. YA YE, YI, YO. YU.
Con este padrón se formaron, originariamente, los sonidos patri–
moniales del aymara, pero se debió incorporar t ambién, en algunas
valabras de resonancia especial, signos convencionales como el punto
(
~)
para obtener la exacta interpretación de los fonemas.
Con la raíz de ali - árbol y
áru -
palabra, Villamil de Rada da la
etimología del vocablo
aymara,
igual a
ayam aru -
levanta la palabra
y llega a sostener que los elementos fonéticos y gráficos de todas las
lenguas tienen nociones substanciales en el aymara, colocado por él
en la "dignidad de madre de las. naciones y sus lenguas".
Pero por fray Carlos Felipe Beltrán "abemos, además, que en
1886 el cura de San Pedro de La Paz. doctor Isaac Escobari -filólogo
aymarista de nota- publicó en francés un curioso foll eto sobre las
analogías del aymara con la lengua edénica, representando las letras
exclusivamente quíchuas y aymaraes con trece signos del alfabeto es–
pañol, modificados con adiciones que el autor de la ''Colección de lo13
Opúsculos" alteró más tarde para facilitar el uso de los signos por sus
graduaciones fonéticas y gráficas.
Estén o no acertados Villamil de Rada y Escobari sobre la autoc–
tonía edénica del aymara, cabe destacar que tanto aquél. como éste
otro excelente políglota formad o en Europa bajo la dirección espi–
ritual de Lord Berhing, han abierto campos de investigación todavía
vírgenes. descubr iendo, el primero, irradiaciones del aymara no solo
en Ecuador, sino también en la
Araucania,
en el
Tucu uman,
en
Cota
marca
norte-sur y este-oeste, desde Chile y el Pacífico ha.sta el
Para–
guay
el
Uru-guay
y el Brasil llegando a "la conclusión demostrante
de la muy diseminada extensión de la raza en esta mitad del conti–
nente o sea en todo el hemisferio meridional".
Con excepción de Lafone Quevedo, que en 1901 se refirió a una
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