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idiomas como el quíchua, o el aymara que p0drían figurar en la ca–

tegoría de lenguas especiales.

Una de ellas desempeñó esta función en determinada época de

su evolución cultural. Los investigadores no se han. puesto de acuerdo

todavía, pero coinciden unánimemente en afirmar que los incas te–

nían un vocabulario diferente dentro de la misma lengua. Para algu–

nos, éste idioma fué el aymara, para otros el quíchua y para los de–

más, el yunga..

Garcilaso de la Vega dice al respecto que ésta lengua particular

de los incas no la entendían los demás indios ni les era lícito apren–

derla como le·nguaje divino

(1).

Pero haya desaparecido o no este

vocabulario especial que lo acercaría en nuestros días al lenguaje re–

ligioso, al lenguaje diplomático. al lenguaje for ense, etc. diferentes

del lenguaje común, lo cierto es que su enunciación encuadra per-

fectamente en el estudio de Vendryes sobre el origen religioso "de

....

algunos vocabularios diferentes en. el interior de una misma

len-

gua"

(2).

Por iguales motivos religiosos, los quíchuas,

los aymaraes,

los

araucanos, los guaraníes, los lules y tonocotés tenían palabras que sólo

podían usar las mujeres. El lector hallará en el Vocabulario numero–

sos ejemplos. Lisandro Segovia (3) dice haber encontrado alrededor

de

30

vocablos de esta especialización en el guaraní. Vendryes in–

forma, apoyándose en L. Adam (4) que entre los caribes (parientes

de los guaraníes) los hombres· hablaban el caribe y las mujeres el aro–

wak. A veces. agrega, las diferencias de lenguas ocultaban diferen–

c.üis de clases sociales. Entre los judíos de A.Jemania, que usan el ju–

dío-alemán. hay diferencias en el empleo de la lengua según los se–

xos: así, en los saludos el hombre dirige la palabra o responde en

hebreo, pero la mujer siempre en alemán (5). exactamente como en

araucano y otros idiomas aborígenes.

.

Pero también t enían palabras especiales para sus ceremonias ri–

tuales. Los sacerdotes o hechiceros empleaban c.iertos vocablos parti–

culares que nadie más que ellos tenían derecho a pronunciarlos. El

autor de "El Lenguaje" los llama

talius

lingüísticos. Acaso no fueron

más que vocablos de determin adas parcialidades que servían para

distinguir orígenes totémicos o evoluciones sociales muy primarias.

Las Casas notó que los hijos de las hermanas sucedían a los ca–

ciques en el gobierno de los aruacas,

cons~rvando

-agrega Coll- el

respeto a las herencias de matriarcado. Hay quienes sostienen que la

aparición de Manco Capac y Mama Ojllu marcó en la historia de los

antis el comienzo de una nueva etapa social. Mam·a Ojllu, que los

cronistas modificaron arbitrariamente por Mama Oello y cuya ver–

dadera fonética sería Mama Ajllu como sostiene Villamil de Rada,

simbolizaría el matriarcado entre los antis, por cuanto su traducción

literal y lógica es el de Madre de la.J Parcialidad ·o de la familia de los

aymara-quíchuas, sobre la cual descansaría, por otra parte. toda 1a

organización social, religiosa, económica y política del imperio

(6).

(1)

(2)

(3)

(4•,)

(5.)

(6)

*

*

*

Comentarios Re·a1es, parte

1,

Libro

VII,

Cap.

1.

Op. cit.

Ddccionario de Argentinismo·s.

Op. cit. Pág. 351.

Op. cit. Pág. 351 . Vendryes advi e:rt e que razas djstintas pweden usar los mis–

mos artefactos y que mucha s veces los c·ontactos lingüísticos solo son espejis–

mos. Pág. 414.

Amancio Alcorta dice en su Tr at ado d·e Derecho Jnternaci·onal , citado poor

Biedma con respecto a la organizacion política, de los quíehuas: "un gobierno

-32-