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Redundante seria insistir a cerca de los cantos religiosos. Los
de este grupo r ecogidos por los d 'llarcourt, s6lamente amplian los
que conocemos por los cronistas. Es de anotarse el Himno al Sol
(Sumak Kancakchaska); himnos devocionales, hecho1'; para r€',ve–
r enciar a la divinidad o impetrar sus dones.
De los
llantos
o lamentaciones funerarias no hay t e:xtos poeti–
c cs : '' se cantan-dicen los recopiladores - con palabras dolorosas
frecuentemente improvisadas ". · Pertene.cen los de este grupo a la
categoria elegiaca, que remontan sus origenes a los cantos de las
" endechadoras ", de que hablan algunos cronistas.
Los
cantos de amor,
como su nombre, lo indica, pertenecen a la
poesia erotica, tan cultivada en el antiguo Peru. Consideran los
d'Harcourt que se debe distinguir el harawi, el yaravi y el triste.
El harawi es el remoto, el autenticamente indigena, el prehispanico;
el yaravi, aunque inspirado en aquel, teniendole por predecesor,
es ya de la Republica; conserva si su pureza; en el palpita el alma
de la raza, taciturna y melanc6lica. El triste es ya de caracter mes–
tizo; es una forma adulterada de. los primeros; muchas veces, me–
nos espontaneo, con cierta afectaci6n en ocasiones. Numerosos ejem–
plos nos ofrecen de los tres grupos.
Los d'Harcourt consideran en un grupo separado a las
-can–
ciones,
aunque entre ellas incluyen las '' urpi' ', esa clase de poesias
amatorias que simbolizan a la amada en la paloma, Es una distin–
ci6n fundada en la tecnica musical:-'' su movimiento, dicen,
nn
guarda siempr e el caracter triste y lento de los yaravies" (pag.
175 )-y no corresponde al aspecto literario.
Las
danzas cantadas
se subdividen, por la misma raz6n, se–
gun la. danza : la kaswa, el ttakkeo (o zapateo), el wayno (o huayno)
con sus variedades, musicales o bailables.
Los
oantos de adios o kachaspari
(decir adi6s) son formas ge–
neralmente mestizadas. que por lo comun usan los toreros indios an–
te la iglesia, como oraci6n, antes de entrar al toro. Aqui se ve la com–
pleta influencia espafiola. .
Las
pastorales
son composiciones egl6gica ''de
1m
gran encan–
to agreste", inspiradas en la
vi
i6n del campo. "El alma misma
del pais se exhala por sns fragiles cafias'', dicen los d 'Harcourt.
"E la musica (o el canto) del llamero que atraviesa la puna con
u quena".
Por su proligidad y amplitud, este interesante libro merece vee–
dadero encomio, y todo peruano deberia conocerlo y todo amante
del arte deberia estudiarlo.