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matica, del Dr.

Dion~sio

Anchorena, publicada en 1874;

y

una do–

cena de fabulas; bella y origin al colecci6n esta, en que se manifies–

ta el espiritu observador, sagaz, agudo, oportuno de la raza. Gracia

artistica e intenci6n moral caracterizan estas fabulas quichuas. Mel–

gar escribi6 tambien algunas fabulas; pero estas , asi

CQIDO SUS

yara-

- vies, no pueden incluirse en la literatura incaica. Melgar fue un

poeta, escribio. por si; su obra

es

exclusivamente suya, aunque ten–

ga o haya buscado o hallado sti inspiraci6n en la r emota edad in·

caica.

No vamos a analizar el origen o fundamento de los ap6logos

.que nos ofrece Vienrich. El amor a los animales, la creencia en la

transmigraci6n? No es el caso discutirlo. Solamente nos pru eban-y

esto es suficiente-la aptitud intelectual de la raza. Genero epico–

didactico, la f abula,- y una de sus formas, el apologo-con.stitnye

una creaci6n avanzada y por eso se la r egistra en las gr andes lite–

raturas como las de la India y Grecia.

Hermoso, Ueno de gracia y con todo su sabor de autoctonia es,

por ejemplo, el ap6logo del zorro y el sapo. El zorro se j acta que

nadie corre como el; ha triunfado de cinco p erros '' rangalidos'' y

considera insuperable su agilidad. El sapo, que le escucha, se atre–

ve a apostarle una carrera; el

zc-rro

se burla, pero finalmente acepta.

P arten ; mas no hubieron iniciado la carrera, cuando el zorro oye

delante '' que gritan

huac.-Se

me ha adelantado, dice el zorro,

y

apura; pero un nuevo

huac,

y otro, y otro mas. El zorro, avergon–

zado y sorprendido, confes6 su derrota ". "El astuto sapo habia

apostado en toda la travesfa, de trecho en trecho, a manera de

chasq1iis,

a sus compafieros ocultos bajo Ia yerba, con la consigna

de dar la voz a medida que notaran se iba aproximando el zorro' '.

" Para un zorro sabiondo hay un sapo malicioso ".

En el ramillete lirico que nos ofrece Vienrich hay tambien be–

llisimas composiciones que mas que comentarlas n ecesar io es cono–

cer. Cantos de amor, yaravies, past oriles, cantos funebres, etc. En

los primeros es frecuente la alusi6n a la "paloma' ', caracteristi·2a

de la poesia amatoria quichua, como tambien lo han observado los es–

posos d 'Harcourt. La p aloma es el simbolo de la amad·a esquiva o

infiel:

He p erdido mi paloma

que no se donde se fu e,

t.

Donde estas, paloma mia?

Quiza en algun yermo Hora

sin tener como volver ...