![Show Menu](styles/mobile-menu.png)
![Page Background](./../common/page-substrates/page0095.jpg)
- 89-
Bello canto este, impregnado de hondo lirismo, en que, en de.–
licada metafora, las flores sonrien, mientras el oyente se extasia en
la melodia de sus acentos y en la :elacida vision de los campos.
Fidelisimamente conservado el fondo y la forma de esta poe–
sia en dos carifiosas e inteligentes versiones-del quichua al ingles
por Markham y del ingles al castellano por Beltroy-podemos apre–
ciarla en
tod~
su dulce frescor y en su selvatico perfume.
Aqui tambien habria que incluir todos esos cantos dispersos
en la memoria de algunos o en raros libros y revistas, como aquel
yaravi que nos conserva el antiguo
"Mercurio PerU<11no,"
en su volumen
3.
0
,
pag. 288, y que tambien insertan Rivero y Tachudi en
"A.nti–
giiedades perua;nas",
Paz Soldan en su
Geografia
y Pi Margall en su
Historia General de .America:
Cuando a su consorte pierde
triste tortolilla amante
en sus ansias tropezando
corre, vuelve, torna y parte.
Sin sosiego discursiva
examina todo el parque
no re.servando a su vista
tronco, planta, rama o cause.
Asi vivo yo
i
ay de mi!
desde aquel funesto instante
que te perdi por desgracia
dulce hechizo, encanto amable.
Mientras me dure la vida
seguire tu i;:ombra errante
aunque a mi amor se opongan
agua, fuego , tierra y aire.
Un escritor del mismo Mercurio Peruano antiguo dice:
"Los yaravies generalmente hablando, son unas composiciones
hechas e.n los tiempos de calamidad. Sus letras hacen relaci6n a la