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res no s6lo de la h istoria ino de todo el pensamiento de los hombres

de entonces. " Y el P. Blas Val era. . . . eminen:te lengua y curiosi–

simo investigador de sus antigiiedades (del Peru), sac6 de los qui–

pus

muchos romances poeticos, que sus arabiciis cwnponian de his–

torias, sucesos, giwrras

y

amores,

de los cuales r efiere algunos Gar–

cilaso Inga en sus Comentarios" (pag. 92). Y como para que se

diera credito a sus aseveraciones, aiiade : ''He andado lo mas del

Peru dos veces

y

asi he podido saber mas que otros ".

H ablando de las fiestas, dice que en el sexto mes, llamado Ha–

tuncuzq_ui

y

Aymorai (Mayo), se hacia "el festin desde sus semen–

teras hasta sus casas,

cantando

y pidiendo a los idolos les conserva–

sen las comidas" y les p ermitiesen abundancia (µag .

375,

t.

I. ).

Refiriendose a otras fiestas, agrega que en " la fiesta del Itu, que

se hacia en tiempo de gran nece idad, se reunian en la plaza, donde

no debia haber forasteros, y, sin hablar uno con otro,

cantaban

un

dia

y una noche" (p ag.

376,

t. I. ) .

Dice t ambien este cronista que ''a sus difunto . . . . les ofre–

cian cada afio o cada mes, cantaros de chicha y comidas,

cantandoles

tonadas lamenfosas

(pag. 377, t. I. ) .

Ademas, cuenta el P . Calancha una interesante fabula respecto

del origen de los indios de los llanos, o sea de la costa: la toma, de–

clara, de una infoTmaci6n del P. Luis Teruel, compaiiero catequizador

del P. Arriaga. Dice esta fabula que en el principio del mundo, el

dios Pachacamac habia creado un hombre y una mujer, pero que no

ha.biendo sustento para ello , muri6 de hambre el primero quedan–

do l1nicamente la muj er, sola, abatida y miserable, teniendo que

sacar raices de yerba entre espinas para poder alimentarse. Entre

tanta angustia y dificultad, una ocasi6n ella implor6 al Sol, se que–

j 6 de su soledad y miseria, expresando su cleseo de morir o de er

aliviada. El P adre Calancha nos da la plegaria de esta primera

muj er, plegaria de acento quejumbroso, suplica e imprecaci6n, mez–

cla de

t~rror,

de ansiedad, de nostalgia

y

de ruego : ''Amado Crea–

dor de todas las cosas, para que me sacaste a la luz del mundo, si

habia de ser para ma.tarme con pobreza y consumirme con hambre?

0 nunca te acordaras de criarme de la nada, o me acabaras al pun–

to que sali a este mundo, yo sola vivo en

el

in sncesi6n de hijos,

pobre, afligida y sola ;

t.

por que

i

Oh Sol

!

si nos criastes nos con u–

mes?

i,

Y c6mo si eres el que repartes luce , mue tras er miserable

negandome el sustento ? No pareces piado o, pues, no te compadece

de lo:s afligidos y no socorres a los que cl'ia te tan de dichado ;

pe.rmiteme, o que el cielo me mate con un rayo o la tierra me t r a–

gue, acabando tan trabajosa vida, o soc6rreme benigno, pue me

criaste, Omnipotente ".

El Sol compadecido ante estas quejas, ba.j6 ha ta ella, le dijo