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c10n de Thoms, intentemos delimitar el folk-lore, el que · para exis–

tir no necesita menoscabar la existencia

y

la realidad de notas

lla~

madas a perdurar en la historia como distintas. El folk-lora es el

rezago primitivo, esas formas conmixtas, en que hay rudimentos de

arte indiferenciado, principios religiosos, oscuros e imprecisos, es–

bozos de moral y de historia, aunados con el mito y mezclados con

la superstici6n. Rezago primitivo; es decir, existente, actual en su

permanencia y, por eso, recogible.

Para robustecer este concepto nuestro estan las palabras de Mon-

\

seur (1) : "Literalmente la palabra

folk-lore

se compone de dos dic–

ciones: la primera,

folk,

que significa gente mediocre, plebe, cla. e

popular inferior, . . . . la segunda,

lore,

que significa saber, ciencia.

Folk-lore

es, pues, la ciencia del pueblo, la ciencia de las clases po–

pulares, y por ella se entiende todo lo que el pueblo sabe de cual–

quiera materia, siempre por elucubraci6n de si mismo, sin que nin–

guna

elite

intelectual, sacerdotes, instructores, poetas, escritores,

le haya ensefiado ".

Entre los antiguos peruanos existi6 esa

elite

intelectual en los

quipocamayos,

en los

amautas

y

f'Jl

los

hMaveos.

Los quipocamayo .

encargados de conservar noticilf de los hechos pasados, verdaderos

"cronistas" del Incal'io, erl!n indiscutiblemente una clase privilegia–

da: privilegio del saber-para lo que se educaban de manera espe–

cial-era el suyo; privilegio de conocimientos hist6ricos

y

de tecni–

ca escrituraria, que no era accesible ni poseible por todos. Los amau–

tas, poetas oficiales, eran tambien los mas capace , escogiclos entre los

mas aptos, QUe habian demostrado disposiciones especiales para la VeT–

sificacion. Eran estos, ademas, los encargados por el soberano de com–

poner los poemas reminiscentes, con que se debia olemnizar un su–

ceso o guardar memoria de un acontecimiento; eran estos los encar–

gados de dar al pueblo la pauta hist6rico-poetica que debia repe–

tir en determinadas ocasiones. Y respecto de los

haravecs,

los dulces

poetas U:ricos, los tiernos trovadores del viejo Peru, eran los arti"–

tas de la palabra, los artistas por exceleneia, los

ct·ea.dores.

Y el f

lk:–

lore no es creaci6n; es solamente

saber;

es decir, adqui ici6n, pero ·

no creaci6n.

Esa

elite

a que se refiere Monseur existi6 tambien en lo sacer–

dotes

y

en algunos soberanos, como Pachacutec, al que e atribuyen

oraciones y poemas, y cuyas maximas son base de un c6digo

y

de

una moral que inform6 la legislaci6n indigena. Rechazamo , pue ,

!a calificaci6n de Folk-lore para la Li!eratura quichua.

"

(1) Monseu'r.-El Folk-lore Yalon, cit. por Urteaga: Historia. de la.

Oi-

vilizaci6n, t . I .