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mas, hubo en el alma indigena-como la hay qmzas hoy m1s–
mo-una serena actitud ante las vicisitudes de la vida, una cier–
t a docilidad, que no era cobardia, y facil adaptaci6n a la disciplina
y a la autoridad; una gran aptitud de comprensi6n clara y pers–
pi caz; un cierto humorismo, mezcla de conformidad y desden ,
una innata ironia y un sentido de tragedia. Nada ha f altado en
ella para que no se la pueda considerar en un plano superior. Su
lengua, una de las mas ricas y euf6nicas, ha sido comparada con
el latin. Idioma perfecto, habia evolucionado ya totalmeute de la
c'ategoria de dialecto, probablemente muchos siglos antes de la con–
quist a espafiol a. Despues de un r ecuento de la civilizaci6n incaica,
podemos asegurar que los antiguos peruanos poseyeron una verda–
dera literatura.
Tarea n ada f acil es est a ciertamente. Faltando textos indige .
nas, no existen las obras mismas que habria que considerar litera–
rias ; careciendo los antiguos peruanos de escritura fonetica o no ha–
biendosela encGntr ado insuficientes los vestigios de escritura jerogli–
fica o ideografica que se ban hallado, no contamos con el testimoniQ de
una verdadera r elaci6n indigena, enter amente interpretada y >er–
t ida a nuestr a lengua. No creemos,
p~r
esto, llegar a conclusiones de–
finitivas. Nuestra labor_ es de mera inda aci6n, nuestro prop6si–
to, r eunir y
orden.ardatos, sefialando con ellos, el camino que ma–
fiana alguien quiera seguir y pu eda alcanzar la met a que queda en
el futuro y que en no lejano dia dej ara, sin duda, de ser inaccesible.
No es asunto ent eramente nuevo el que traemos en est as li–
neas. Entr e los hist ori adores del Peru -Prescott, Loren te. Mark–
ham, ·w iesse- se encuentr a un capitulo (o siquier.a parrafos ) de–
dicados a la lengua y "literatura" quichua. Luis Alberto Sanchez
dedica varias pa.ginas de su
Literatura Periiana
:a
la " literatura
aborigen " per o no ahonda el estudio en las Cr6nicas. Riva Aguero,
erudito conocedor de nuestra historia, consagra en su libro
El Pe–
ru
hist6rico
y
artistico,
hellos conceptos a la musica y lirica indi–
genas y defiende la autenticidad del Ollanta, mas se refiere solo
muy brevemente a los " cantares epicos ".
No obst an te, es discut ida y con frecuencia negada la exist en–
cia de esta literatura.
(1) .
Por eso consideramos indispensable traba–
jar e insistir por el esclar ecimiento r eivindicatorio de una verdad es–
fumante en l as nieblas del ayer o escondida en el polvo de aiiosos
p apeles que duermen en las ·estanterias de archivos
y
bibliotecas.
(1) "No uuo, varios libros hubiern sido preciso consagrar a esta lite–
r atura in ca, que va saliendo de su envoltura polvorienta para asombrarnos,
impreYista
y
luminosa como ese peto de colibri que llevaban las momias en
las huacas, '' dice nuestro dilecto Ventura Gar cia Calder6n, en
Literatura,
Inca, pag. .24. P a ris, 1938.