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go agrega: '' e puede decir que el folk-lore engloba toda la ''cul–

tura'' del pueblo que

no ha sido aplicada

en la

religion ofic'ial

o en

la historia,

pero que e

y

ha ido i mpre producto de si propio. Es–

ta representado en la historia de la civilizaci6n por extrafias y gro–

s13ras co tumbrcs, de supersticiones asociadas con los animales, las

flores, los pajaros, los arboles, los objetos locales y con los aconte–

cimientos de la vida humana. Comprende la creencia en la brujeria,

Pn

las hadas, en los espiritus; las baladas y los decires proverbiales

que se refieren a las localidades particulares, los nombres populares

de las colinas, de los arroyos, de las cavernas, de los tumulos, de

los campos, de los arboles, etc., y de todos los incidentes analogos ".

En estas palabras de Thoms estau definidos los Hmites del ter–

mino folk-lore y le son asignados todos los aspectos ociol6gicos que

le corresponden. Su campo de comprensi6n queda asi circunscrito a

·<letermiuados caracteres o elementos de las µrimitivas civilizacjo-

ne.

Ademas, para caracterizar el folk-lore es necesaria la eristen–

cia actual de los componentes. Dice Thoms: ''En la vida salvaje,

todas estas cosas (las antes enunciadas) existen, no como upervi–

vencias, sino como partes actuales del estado mismo de la sociedad.

Las supervivencias_de la civilizaci6n y el

statits

del folk-lore de las

tribus salvajes pertenecen todas dos a la historia prinritiva de la

humanidad".

Dentro de esta concepci6n, originaria y propia, el folk-lore hu–

biera. entrado pronto en una estaci6n caduca o hubiera permanecido

confinado entre limites minimos. Paia vivir le ha sido necesario

renovarse, ampliar su radio de acci6n o comprensi6n, absorber, por

decirlo asi, elementos que en un principio no le fueron asignado ;

conquistar para si aquellos que tampoco habian sido claramente rei–

vindicados dentro de otra clasificaci6n y calificaci6n. Esta labor la

verifican Puymaigre, primero, y Lang en seguida. Este, en su caii–

dad de presidente del Sflgundo CongrPso Internacional de Folk-lore,

declara, en 1891, en su discurso de apertura, "que el t ermino que en

u primera menci6n, no comprendia mas que un pequefio numero de

materias, habia devenfdo una ciencia que habia gradualmente exten–

dido su dominio. de suerte que englobaba casi toda la vida huma–

na" (1). Y en consecuencia se le hacia comprender al Folk-lore

dos grandes aspectos de la vida de los pueblos: la literatura oral y

la etnologia tradicional.

Nos parece que este concepto, demasiado amplio, rebaza sus

li–

mites propios se separa de su caracter etimol6gico

(folk

pueblo, y

lore,

saber) e invade dominios ajenos. Consecuentes con la defini-

(1) Sebillot.-Ob.

cit.

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