MIS MONTARAS
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recoja la primera mirada, la
prim~ra
promesa de
esas almas, abiertas al mismo tiempo que se abren
a la luz de las Hores del aire
!
Tambien alli, en medio de las montafias, forja
el
amor poemas inagotables; son sus heroinas las mu–
chachas nacidas entre los esplcndores de la prima–
vera, en el coraz6n de los bosques entretejidos de
marafias
y
trepadoras, al rumor del follaje del ar–
bol protector, o los cantos de las aves selvaticas.
Se
aman alli los corazones
~omo
se juntan dos
zorzales a anidar
en
un solo gajo;
y
se cuentan sus
cuitas
y
sus deseos en un lenguaje sin palabras, pe–
ro desbordante de advinaciones maravillosas, del ful–
gores tropicales, de cadencias agrestes. El amantc
SC
esclaviza en redes tendidas por la mas incons–
ciente magia femenina, porque los torrentes son
cspejos,
y
las £lores adorno de gracia
y
de belleza
scductoras. Las flores del aire, tan blancas, tan
cristalinas, resplandecen como diadema ·de brillan–
tes sobre
la
cabeza de ebano,
0
prendidas en des–
orden sobre la trenza rcnegrida
y
abundosa ;
y
cuando el pacto intimo de la pasi6n se ha ;ellado
por fin, junta al arroyo cercano,
y
ocultos por las
tupidas enredaderas del bosquc,
I
con cuinta emo–
cion la mano de
la
joven campesina las desprende
de sus cabellos para darlas
en
prenda de
la
fe ju–
rada, mientras las
pestaiias
negras
vclan
sus
pup.i–
las,
y
una rafaga
elf!
fucgo enciende
la
mcjilla mo–
rcna !--"Guardalas sobrc
tu
coraz6n, a:Llalas
como
a mi, · porque llevan mi alma
y
mi
vida"-son
las
palabras que
alla,
en lo mas hondo de
SU Ser, SU–
surran sin asomar a Jos labios, pero quc
el
amant•
escucha como transmitidas por
cl
£16.ido misterioao
que ha co.afundido sus dos vidaa. Pere
ese
tali&-