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M d llín), a donde Mendoza lle aba los bastimentos en–
contrados
(op. cit.)
pág. 33); de la de otro (Juan Ceron)
- y
d la pregunta - resulta, que
el ~
real fué trasladado
y
«e tuvo en la 1icha prouincia de los yngitas [o yugi-
tas] ... mas de vn año»
(op.
cit.)
pág. 47).
~
Ahora bien, las regiones de esta provincia de los
yugi–
tcis
o
cliag
i
'tc(¡s
-
de 'mucha gente
y
muy belicosa', se–
gún un testigo, -que Francisco de Mendoza transi tó por
espacio de un año, d bieron ser zonas de Catarnarca
y
de
La Rioja;
y
probablemente algunas de las provincias de
Cuyo, como ya hemos supuesto.
Después, según la misma
probanzc[¡)
saliendo de la pro–
vincia de los
yiigUas)
Mendoza y su partida se habrían
encaminado hacia el sureste, pasando con grandísimo tra–
bajo por
O'iénagas
y
salitrales
donde casi murieron de
hambre; esto es, habrían pasado por las enormes
sctlinas
de Córdoba
(op .
cU.)
págs. 7, 35, 47, etc.).
Por último, la expedición habría llegado a las sierras
de Có.rdoba donde se dieron con los
corneohingones)
•gente
barbada'
y
'muy belicosa'. Vol vióse entonces Mendoza
' a los
yiigUas)
donde estaba el real, lo alzó y retornó con
·toda la gente a los
cornechingones.
Allí asentó nuevamente
su real, y dejando en él parte de sus soldados, con la otra
dirigióse hacia el Río de la Plata
(op.
cit.)
págs. 7, 34,
47, etc.).
(39)
<« •.•
F,ué acordado abaxarnos - dice González de
Prado - a las prouincias de los
yugitas
e
jiiríes
adonde
nos abaxamos
y
estauan los mayzales en berza e pasamos
mucha necesidad de comidtt e fui con el djcho nicolas de
heredia que hera capitan de toda la dicha gente a descu–
brí r el
Rio
salaclo
adonde se hallo a lgun maiz e m ncbo