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no ha ia <lado mue tra de los granos que en ella se cría ...
»
(Op.
y
cap. cit.). Allí sufrieron, de nuevo, la falta de
comida; y por buscarla recorrieron diverso lugare , sin
hallarla. Determinó entonces Heredia regresar al Perú
('contra la voluntad de mucho buenos soldados', dice
Cieza de León) . Y así llegaron a un pneblo llamado
To–
cai?1 a,
donde halló algún sustento;
y
después fueron a
dar en unas 'regiones llamadas los
Nunis'
o - eomo
luego asienta el citado cronista - 'a la provincia de los
Nun-ies'
(por
Lules
J
sin duda alguna), donde ' se halló
alguna cantidad de bastimento'
(op. cit .,
cap. CCXI).
Hasta que al fin, después de otras correrías y varias in–
cidencias, los expedicionaiios enderezaron, por el nores–
te, en dirección a la montaña, y seguramente por Tran–
cas siguieron al norte, saliendo por último 'a los llanos
de Salta'.
Y
de allí continuaron luego hacia el Perú, por
la quebrada de
Hmnahu.aca)
como ya dijimos, puesto que
según Qieza (llegaron cerca de
A nag'ttacct'
(por
Omagiiaca
o
Humahuaca).
(41) Ante la insistencia
y
afirmaciones categóricas del
Padre Lozano sobre la existencia del pueblo de
Tiwmánci
haho)
nosotros no dudamos de él (Levillier lo niega).
Pero sí creemos que el Padre Lozano, por desconoci–
miento del terreno, equivocó su asiento. Según este cro–
nista, dicho pueblo estaba situado
«
en el fragosísimo
valle de ·Cal haquí»
(op.,
t. IV, pág. 24),
y
sus compo–
nentes eran indios
ccilchaquíes
(op.
y
t. cit., pág. 113).
Mas, en nuestro entender, no estaba en dicho valle, sino
en
Iafcilcla or·entctl
del Aconquija, esto es, a la salida de
esta sierra, en
el llano)
probablemente no lejos del lugar
donde fundóse la primera ciudad del Barco (como ya di–
j
irnos en la nota 2) ..