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(37) Según el cronista Santa Ch
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ión
se debió
a
que, ignoráindose qne Hoja
fuet'-
li
ri elo
on
flecha enhervo lada, creyó e al prin ipio en
u r e
de envenenamiento,
y
lo que es peor, cnlpóse
d
ello a
la Enciso, muj er que traía
con~igo
Felipe Gn iérrez.
Cuenta el mismo cronista que sólo cle ··pués de la mner e
de Rojas descubrióse la verdad de la cosa, al ser fle
haclo
otro español y morir del flechazo
(op. }
lib. III, cap. XIX).
(38)
La
proban~a
de González de Prado proporciona
sobre este punto varios datos preciosos, aunque no muy
claros. Allí dice él,' por ejemplo (en pregunta que a los
testigos propone) : «Yten si saven que estando asentado
nuestro rreal en la dicha prouincia de soconcho qne se-
-riamos todos los soldados hasta ciento e ochenta onbres
e no :inas se nos quemo todo el pµeblo e comida qne te-–
ni amos e yo fui uno de los que fueron con el capitain
francisco de mendoca a descubrir la pronincia de los
yugitas [
==
diaguitas] adonde entramos en la dicha pro–
uincia adonde hallamos mucha comida de . rnayz
y
al–
garro.vae chanar [pot chañar] e muchas ovejas adonde
estuvo a.sentado el dicho real casi un año e nunca nos
falto bastimentos ...
»
(Op.
cit.}
pág. 6). A. todo lo cual
los testigos contestan afirmativamente. Pero, mientras
de la declaració:n de uno de ellos (Antón Griego) parece
desprenderse qu_e el real estuvo siempre en Soconcho (en