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lo Coquimbo
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los de acá, antes con po a fazelidnd fo
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los Guarmeancas lo mi mo ...
» (
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NTACRUZ
P
A
HA
UTI
op
. , pág.
272) .
En otro pasaje habla de nu vo
el
mi mo croni
ta d
esa relación o dominio de los pertianos en el Tncumán.
Es cuando asienta, refiriéndose
a,
los tiempo de Hnasca.r
Inca - 11° inca - : «Y assi el dicho
G
tasca.ryng
de -
pacha mensajero
á
todo su reyno de Te bantin
U)
o
lH
sta
Chile, Coquimbo,
Tiw11ian)
Chiriguaes, y
a.
los Andes de
Callabaya,
y
a los Hatunrunas, que son gigante ,
y
a
los
Andes»
(op. cit.,
pág. 316).
(26) Lo cual resulta corroborado ampliamente por el
veraz Cieza de Leóu, cuando refiriendo el retorno al Perú
de los soldados de la
Enfracla,
encabezados por Nicolás
de Heredia, nos dice que salieron <'<en cuadrillas por la
montafía a descubrir el camino, el cual se abrió sin mu–
cha dificultad y por él comenzaron de andar basta que
salieron a los
llanos ele Salta, por los cuales pasa el real
caniúw
de
los Ingas
qiie va del
Giizco
a Gh'ile
»
(op.
Il,
ca.p.
CCXIII).
(27) ·Otra prueba del dominio incaico sobre los dia.gui–
. tas) nos 'la aporta el mismo Lozano en aqnel pasaje donde
dice, que «determinándose los orejones nobles del Cuzco
que traía ocupados el Inga
en sus conquistas
háoici
estas
partes
[del Tucumán, sin duda] por ser los más valerosos,
a no volver a aquella corte y patria suya por haberla ocu–
pado los españoles,
y
habiendo de escoger lugar seguro
donde refugiarse, no quisieron tirar hacia la parte de