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Obser aremos, por fin, que tan destacada e tá la his–
toria de la
pr01:fricü"
Galchaq1t'
so re el resto de la
nación
diagi" 'ta)
ne no es ólo correcto s ino harto conveniente
el empl eo e la voz
Oalchag_u
",
c~mo
esiguación de lo
que a esa p r ovincia o región se refiere.
(19) Que Lozano hallábase en lo cierto lo v ndría a pro–
bar el propio Boman en su estudio posterior sobre « Las
ruina de Tinti
»,
donce dice : que no le parece a entu–
rado, 'con el material arqueológico ahora reunido', cali–
ficar a los
P
1
ulares
como tribu
ataca1neña,
siendo esta ca–
lificación apoyada por su nombre que sin dnda se deriva
del Cerro Pnlar, pico de la Cordillera que se encuentra
inmediatamente al Sud del Salar de Atacama »
(op.
cU.)
pá.g . 539).
(20) Todo esto, dicho - tiempo h ace - a propósito de
Ohicoana,
ha venido a ser últimamente confirmado por
el Padre Cabrera
(o p.
VII). Agregando éste únicamente,
en presencia de documentos categóricos, una explicación
definitiva del
traslado
a que nos referíamos nosotros :
y
es q ne por temor de los
calchag_u,íes,
a raíz de su a dhe.sjón
a los españoles, los
piilares
dejaron su asiento primitivo ,
de lo:s Valles Calehaquíes para ir« a establecerse en el Vai–
lle de Salta a cuatro o cinco leguas de dicha ciudad»
(op.
cit.)
pág. 9).
(21) El Padre Cabrera ha probado
(op.
IV), con una
información o
probanza
de 1594, que los
diagitítas
no
propiamente
calchaq
¿Íes,
sobre todo los de la Rioja, usa.–
han una lengua. qne no era la pura
cacana)
sino otra lla–
mada
caca-cUagitüa,
al parecer derivada, por corrupción,