- 215 -
tar que po teriormente, el propio Bornan , « a l
tndiar
1
ruina de Tint i n el valle de Lerma cla ific
1
lu–
gar orno a . ient o de una parcialidad de
citaoanuníos :
lo
pnlar ».E pre. a también que 'hacia el sur , la d mar-
a ió t 'rnarn aún más impreci sa'. Pero, más adelante,
afirma ue «la inclu ión del act ual terri ·orio de la pro–
vin ia ] San Juan dentro de la zona que fné as ient o de
los diaguitas pue e hacerse . in be itación en base a las
in-~
estigaciones arqueológicas realizadas por Debenedetti
en los años 1914
y
1916, las cuales permiten extender,
aproximadamente, ha ta el paralelo 32 el límite de aque–
lla cultura»
(op.,
pág . 66-67).
F ina lmen t e, hacia el oriente, Aparicio niega - por
f, lta de d ocnm n tación - 'la presencia de grupos dia–
guit a s en la quebrada de Hn!llahuaca ', no ob tan te lo
a verado en cont rario por Deben edetti ( éase l a not a
10).
Debe a.gregarse, por último, que como límit e occidental
de los diaguitas, se indica, sin di screpancia, la cordillera
de los Andes.
(17) Respecto a la zona que ocupaban, Carlos Bruch
dice : que «la región considerada como dominio de los
antiguos Quilme , se halla situada al este de los promon–
to1 ios de la sierra del mismo nombre, precisamente en la
expansión que forma la provincia de Tucumán en su lado
noroeste ; comprende las tierras al norte del distri t o ca–
tamarqneño
Fuerte Quemado, juntamente con los de
Colalao
y
Atnaicha de la provincia citada»
(op.)
pág. 19).
(18)
Según Roberto Levillier, el nombre
«
Calcha,quí»
proviene del famoso cacique don Juan Calchaquí, jefe
principal del alzamiento diaguit.a, cuando el gobierno de
Castañeda (véase el cap. V). Pues, 'por abreviar', dice el